De Bodegas Robles, adscrita a la Denominación de Origen Montilla Moriles.

Vino oloroso ecológico, elaborado mediante crianza oxidativa y envejecido en barricas de roble americano durante seis años. Elaborado con uva Pedro Ximénez.

Color caoba intenso con matices de oro. Sorprende por un olor a pasa inicial y tiene la contundencia de la elegante evolución, con finos añadidos de laurel seco e incienso. Potente y armónico. Glicérico y delicadamente goloso, aunque seco, fresco y con sutileza aromática creciente. El alcohol pasa desapercibido y proporciona untuosidad a un vino muy aromático y que deja un recuerdo muy largo.

¿Por qué se llama oloroso? La ceremonia de una buena cata de vinos olorosos, comienza con su color caoba, oro viejo. Seguimos con un leve balanceo de la copa, con suavidad, casi con mimo, para a continuación embriagarnos con su aroma. Y aún entonces hay que recrearse un poco más antes de probarlo, mirándolo al trasluz para contemplar sus puros colores y sus reflejos, como el ocaso del sol reflejado en nuestro mar Cantábrico.

Nunca lo bebas de un solo trago, sino a sorbos pequeños, con ternura. Hay que beberlo amorosamente, saboreándolo en toda su grandeza.

Y cuando se apure la copa, hay que volver a llenarla con prestancia, que nada queda más triste que una copa de vino vacía.

No lo metas en el frigorífico, que no pase frío y así se mostrará en su plenitud y te susurrará amigablemente.

En copa pequeña y de boca estrecha para que perduren más esos aromas.

alfonso oloroso piedra luenga 002

Un día no muy lejano se me acercó una señora de edad avanzada para preguntarme algo de lo que no me acuerdo. A sus setenta y cinco años, diez más o menos, desprendía una fragancia única, embriagadora. ¿Me permite que la huela? Le dije sin ninguna vergüenza. Huela, huela, me contestó alargando el cuello cual jirafa de Cabárceno.

Sin ningún pudor le olí el cuello de abajo arriba, expresándole mi admiración por tal fragancia. ¿Me puede decir el nombre de su perfume? Piedra Luenga Oloroso de Bodegas Robles, me dijo.

En tiempos de encierro nos queda la imaginación.

Por Alfonso Fraile

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