Hemos Comido…en La Cava, en una casona del siglo XIX denominada La Barata que en su día fue un referente comercial muy importante en toda la comarca y que fue reformado en 2005.

Agosto 2011. Cuatro zonas componen la Vinoteca La Cava, la vinoteca, la zona de cocktail, el restaurante y la cava de vinos.

En la Vinoteca La Cava son especialistas en coctelería, con una gran variedad de cócteles clásicos con propuestas modernas según la época, destacando entre todos la propuesta de la casa, que no es otra que un Gin-tonic de pepino que ha supuesto todo un éxito. Además, el establecimiento cuenta con una carta de licores, entre los que destacan whiskies de Malta Gran Selección, aguardientes nacionales e internacionales y una gran variedad de ron caribeño.

La oferta de la Vinoteca La Cava se completa con una gran selección de champagnes y una carta con más de 100 referencias de vinos, tanto nacionales como internacionales.

Además, en la Vinoteca La Cava se puede degustar una amplia gama de sabrosos pinchos elaborados en el momento, junto a raciones como el de bacalao ajoarriero, las brochetas de pulpo, las tempuras, la terrina de foie con frutos secos o los callos, sin olvidar la amplia selección de quesos franceses.

Noelia Cobo afrontó hace ya un tiempo la reforma de esta tienda de comestibles de La Cavada para convertirla en la vinoteca que es ahora.

La cocina tiene una base clásica y tradicional, a partir del producto del mercado, pero siempre trata de sorprender al cliente, ya que además de una carta no muy extensa existen a diario una serie de propuestas atractivas, en la que tienen su cabida los guisos, el lechazo, el cochinillo o los pollos piocantones con una salsa capaz de agotar las existencias de pan.

Destaca en la carta el capítulo de entrantes, denominado pequeñas delicias. Cabe destacar los espárragos verdes con foie; las ensaladas (de bacalao o de picantón); el risotto cremoso; el carpaccio de solomillo; las almejas naturales con crema de lima, hongos y piñones; la lasaña de berenjena y marisco, dos quesos y chips de zanahoria; o los langostinos con plátano y vinagreta de olivas negras.

Entre los pescados, el bacalao al vapor con crema de ajos al gratén. También hay un salmón a la sal o un rodaballo a la parrilla.

En carnes el comensal se puede inclinar por un solomillo en baño de foie, un rabo glaseado con verduritas o un magret a la plancha. 

Uno de los aspectos muy cuidados en esta casa son los vinos, hay más de cien referencias en carta y caldos singulares de diferentes denominaciones de origen a unos precios muy razonables.

Sentados a la mesa pedimos para compartir ensalada de perdiz escabechada con vinagreta de cítricos  buena y terrina de foie muy buena.

De segundo raviolis rellenos cerdo ibérico, que pidió mi acompañante y describió como algo flojitos y manitas de cerdo rellenas de jamón ibérico impresionantes, muy buenas. 

De postre helado de chocolate mexicano normalito y sorbete de champagne increible.

Resumiendo, trato correcto, comida buena y precio dentro de lo esperado. Volveremos

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