Hemos Comido…con Alfonso, en su restaurante El Baruco de Anero, vuelta en menos de una semana, nos quedamos con ganas, volvimos a por más y resultó más y mejor todavía.

Octubre 2010. Pues lo dicho, nos quedamos con ganas de la carta, pero volvimos a dudar con el menú del día. Menos mal que se nos ocurrió reservar, pues se llenó y había gente esperando. En esta ocasión comimos en la terraza, 23º mejor temperatura imposible, un día soleado. Le preguntamos que tenía y nos recomendó tomarnos unas medias raciones para ir probando. Total que le hicimos caso y nos apuntamos a tres medias raciones de entrada.

Comenzamos con media ración de rabas  de magano grande muy buenas, bien fritas, cortadas pequeñas y con un sabor importante, la clásica raba de siempre, muy recomendables.

Media ración de mollejas acompañadas de unas patatas fritas, pimentón, y lechuga en juliana. Las mollejas a la plancha, muy buen punto ni achicharradas ni crudas, algo también recomendable.

Y para terminar los entrantes media ración de croquetas de jamón y queso, con sabor a auténtica croqueta, de las que ya casi no se encuentran en un restaurante, buen jamón, buena bechamel y buen sabor, hasta ahora todo perfecto.

De segundo me recomendó el bacalao Baruco y la costilla de cerdo confitada. El bacalao lo tomó mi acompañante, según ella estaba impresionante, acompañado de un pisto y un refrito de ajo minúsculo que le daba el toque justo de sabor, un buen taco de bacalao, un plato diez.

La costilla me encantó, yo esperaba una costilla de cerdo asada a baja temperatura y se me presentó un pastel completamente limpio, de buen tamaño, churruscado por fuera y jugosísimo por dentro, con cierto sabor a canela acompañado de unas patatas, una auténtica delicia.

Está claro que no se equivocaba a la hora de recomendar, todo muy bien por no decir que excelente.

De postre mi acompañanate tomó unas peras al vino y comentó que estaban exquisitas, terminadas con una textura casi de gelatina por el exterior y por el interior con la textura íntegra de la pera. Para repetir en otra ocasión.

Yo tomé una mousse de chocolate con melocotón, muy bueno también.

En lo referente a vinos nada, que hay que coger el coche hasta Santander, una pena pués la comida lo pedía a gritos y tienen una variada bodega, no muy extensa pero si escogida.

El precio muy bueno, me parece que va a convertirse en un lugar habitual, pues todavía queda mucho que probar.

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