Hemos Comido en El Baruco de Fonso en Anero. Estas fotos estaban perdidas desde el verano, pero al final aparecieron y me acuerdo perféctamente de la comida, pues es para recordar.
Agosto 2013. Fonso siempre dice lo mismo cuando le comentas que su cocina es una maravilla, dice que es porque todo lo cocina con mucho amor, yo le creo. Las pocas veces que te lo encuentras por Santander es haciendo la compra, en la Plaza de la Esperanza comprando pescado o frutas y verduras en la misma plaza, en la tienda de Tomás (La Hermida) en Menéndez Pelayo etc. Pero yo siempre me lo encuentro haciendo la compra en diferentes lugares, lo cual me dice mucho sobre como compra, busca sus ingredientes no se limita a pedir a un mayorista.
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Su cocina se basa en productos de mercado, y muy centrada en pescados, Al ser cocina de mercado está claro que es una cocina de temporada y sus mejores fechas son en verano, ya que suele tener una buena variedad de pescados, no muchos pero sí todos del día recién comprados. También ataca a las verduras y las borda.
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Una de las razones por las que me acuerdo perfectamente de la comida es por que vine a comer con mi hija, algo que ya no es tan habitual como hace unos años. Fuimos a comer tres comensales, toda la familia de celebración veraniega y ella pidió algo que siempre que lo ve en la carta lo pide: ensalada de paleta iberica y tomate.
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Para comenzar y como aperitivo de bienvenida es costumbre del lugar servirte un humus de garbanzo con pimentón de la Vera y aceite de oliva virgen, que acompañado del pan que te sirven al efecto resulta un perfecto entrante para ir abriendo boca. En esta ocasión tenía unas navajas que no llegaban a una ración y sabedor de nuestra afición por este molusco nos las sacó en un platito a modo de aperitivo. Navajas de Pedreña de calificación diez, tanto de calidad como de hechura.
En esta ocasión decidimos centrarnos en los segundos dada la temporada veraniega y nos decantamos por los pescados de marea. De primero, como dije antes tomamos una ensalada de paleta ibérica y tomate, buenísima y fresca, muy bien aliñada y muy generosa, recomendable.
Yo tomé bonito, justo en temporada, recién pescado, dos buenos tacos sellados, con un poco de wasabi, que por cierto a mí me gusta un montón y una decoración de perejil picadito, que a mí me sobra, pero eso entra dentro de mis manías y rarezas, buenísimo.
Mi hija tomó lubina, excepcional como nunca. Según ella nombró a este plato: del año. Acompañada de unas patatas panaderas y unos pimientos rojos hechos junto a las patatas.
Y mi mujer tomó rape thai un rape, al que esta abonada y que ya entra dentro de los vicios. Unos trozos de rape acompañados de unas verduras en wok y con un toque de jengibre. Una pasada.
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Para terminar tres postres diferentes, uno para cada comensal. Yo tocino de cielo, también forma parte de mis vicios más inconfesables. Mi hija tarta de queso con arándanos, muy buena según ella. Y mi mujer otro de sus vicios, en este caso confesables, yogurt ecológico con mermelada ecológica y frutos secos, algo que no se pierde cada vez que nos acercamos a El Baruco.
En resumen, una comida en toda regla, buena por donde la mires. Reunión familiar, buenísimas viandas, buena compañía y un buen precio, todo bueno. No se me quitó la sonrisa en todo el día.
Bueno, el artículo llega un poco tarde, pero llegó. Una manera de recordar el verano de un año que todos, creo, dejamos atrás con ganas, el horrible año 2013.
Fonso divide su vida entre dos amantes muy exigentes: la cocina y el surf. En estos momentos, con el bar cerrado por el impas invernal, estará en alguna playa de Asia, África o vete a saber dónde esperando su ola.
