Hemos Comido…en El Bar de Cañas atraído por la buena calidad a buen precio.

Tenía mucha prisa pues me dirigía a un asunto relacionado con el trabajo en el polígono de Guarnizo, era la hora de comer y no había comido así que seguí un poco más adelante de la entrada al polígono y me dirigí a este lugar para ver que se cocinaba. Tiene un aparcamiento enfrente en la entrada de la estacion de guarnizo. La primera impresión, de la fachada es un tanto rural pero no refleja para nada como luego es por dentro el lugar, acedes primero a la barra, bastante bonita por lo menos desde mi punto de vista. El comedor esta detrás de la barra, tiene una buena separación entre las mesas, no tiene manteles de hilo pero tampoco es el Ritz, el comedor es adecuado para el local y se ve limpio y cuidado. Nada más entrar me atendió una chica bastante simpática, con la cual estuve hablando a lo largo de la comida acerca de las especialidades de la casa, el machote, los mejillones, la ensalada de pasta, setas, y un largo etcétera, pues la carta es amplia.

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Al final pedí unos mejillones picantes y unos escalopines de solomillo al queso picón. De beber cerveza pues había que conducir después. Ante de comenzar me sirvieron un pan calentito muy bueno. Y aparecen los mejillones en salsa, una buena ración, poquitillo picantes y con una salsa que es una delicia, no me hubiera importado un poco más picante, pero a la gente no le suele ir tanto como a mí el susodicho. Los mejillones bien limpios y sin una cuerda, perfectamente hechos, ni crudos ni pasados de cocidos, una ración a tener en cuenta para posteriores incursiones, servidos en una especie de paellera-sartén y sobre un plato de madera, me puse a untar y me tuvieron que traer otra ración de pan.

Cuando llego el segundo plato ya estaba que reventaba, y aparecen con una enorme ración compuesta por tres escalopes más que escalopines, empanados y hechos a la perfección, el empanado triscante y por dentro cruditos, acompañados de unas buenas patatas, un pimiento y una salsa de queso suavecita que combinaba a la perfección. Logre terminarlo, tuve que dejar el postre para otro día, pues está claro que tengo intención de volver. Tome café y con la misma salí corriendo. En resumen un lugar muy bueno para comer, con un precio «inigualable», unas raciones de buen tamaño y un trato muy agradable. Esperadnos que enseguida volveremos.

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