Hemos comido…en Rugaca, un céntrico bar de Huesca con una buena oferta para tomar el aperitvo. 

Tras un fin de semana en Huesca no encontré muchos locales que llamaran la atención ni una oferta amplia de tapeo, a excepcion de este lugar. Quizás no me moví por las zonas apropiadas o me fie más del aspecto exterior que de la oferta real. El primer día tomé un refresco en un bar en el que lo mejor de todo fue la atención del personal, ya que la oferta de pinchos no era muy acertada, por definirlo de alguna manera.

Rugaca

Así como la oferta de restauración me pareció buenísima, la más llana de tapeo y vinos no terminó de convencerme.

Rugaca

En Rugaca, que lo descubrimos antes de acercarnos a la comida, abrimos boca con unos cuantas gildas, escabechados y anchoas, tan típicas de la zona aragonesa y con origen de Cantabria.

Rugaca

También me llamaron la atención la gran cantidad de diferentes frituras similares a croquetas.

Rugaca

Y para acompañar, un vermut de la casa, Casa Valdepablo. Color caoba de capa media con matices ambarinos. Ofrece en nariz intensos aromas a hierbas aromáticas con notas balsámicas y toques especiados. En boca es suave, con personalidad, se funden gustos a caramelo, clavo, hierbas aromáticas, terminando con un retrogusto largo y agradable que invita a repetir. En copa de balón y con mucho hielo, un rico refresco, nos gustó a todos.

Rugaca

Otro de los presentes optó por un blanco, ya que la hora acompaña, Blanco Joven Gewürztraminer de Bodegas Pirineos, un blanco nada evidente. La peculiaridad de esta variedad es su característico y potente aroma que a orillas del Pirineo en la zona Somontano adquiere una personalidad especial caracterizada por una buena madurez de la fruta, al final nos encontramos con un vino en el que se pueden apreciar notas cítricas y de fruta de la pasión además de sus típicos aromas florales. La fruta se sustenta en una boca llena de dulzor. Un vino muy agradable. 

Rugaca

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Estaba claro que los calamares fritos siguen la tradición madrileña. No los pedimos, pero no me resistí a fotografiarlos mientras esperaban en la bandeja a llegar a la mesa de algún cliente. 

Rugaca

Por El Mule

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