Santander Las Terrazas de Carmen

Hemos Comido…en Las Terrazas de Carmen. Continúo con mi periplo por restaurantes peruanos, este me lo recomendó el chef de Palo Cortado Cesar Villacorta, también de origen peruano.

Junio 2015. Tres comensales nos dirigimos con tan buena referencia al edidifcio Castilla, en el patio central donde se ubica este bar-restaurante. Si se accede por la entrada de Marqués de la Hermida, nada más subir las escaleras lo ves.

Nada más entrar nos tomamos una Cusqueña, la más famosa de las cervezas peruanas.

Para comer lo hicimos con un refresco a base de una gaseosa muy fría y pisco, no me acuerdo como se llamaba, algo así como chilcanos, pero era perfecto para aplacar la sed y de muy bajo contenido alcohólico.

Comenzamos con el obligatorio cebiche. Un cebiche de perca acompañado de gambas, mejillones, vieriras y calamar pequeño, mucha cebolla, maiz y batata. De buen sabor, muy similar a los que había probado con anterioridad en otros locales similares. La ración, por cierto, generosa.

Continuamos con unos tamales de pollo. Como no soy muy amigo del pollo no me resultaron muy agradables, a mis acompañantes les gustaron, más propicios al plumífero, pero tampoco les volvieron locos. Lo mejor de la ración era el acompañamiento, para mi gusto y aquí no soy imparcial.

Anticuchos, muy buenos, el corazón marinado de ternera acompañado de unas patatas y maiz. Todos los que he probado son completamente diferentes de sabor, parece ser que los marinados de estas carnes son propiedad intelectual de las familias que los elaboran y por tanto secretos, me han llegado a decir que el legado que guardaba para su hijos era el secreto de la elaboración de sus anticuchos, no en este sitio pero veo que estos marinados son motivo de orgullo para la comunidad peruana, y la verdad es que están muy buenos.

Continuamos con un arroz chaufa y unos fideos. Estaban de quitar el hipo, una mezcla de verduras al dente y carne de cerdo, jugosos y sabrosos. El arroz compartía la jugosidad y el sabor, estaba suelto y salado con salsa de soja, muy bueno y como todas las raciones de gran tamaño.

En resumen, la nota subió pues nos tomamos unos cuantos refrescos y cervezas, que eran casi la mitad del precio, 36€, de un total de 80,50€, prescindiendo de la bebida el precio resultó bueno, barato.

Todavía queda carta por probar, en concreto unos pollos que asan en un horno de leña que hay en el local, no soy muy amigo del pollo pero hay que hacer excepciones. Por cierto los postres muy buenos, alfajor y mousse de maracuya.