Hemos Comido…en Asón, el pueblo del que toma nombre el río y donde podemos ver en invierno las famosas colas de su nacimiento.
Junio 2014. El paseo de llegada al pueblo merece la pena, vas a estar continuamente moviendo la cabeza en un sentido y en otro observando el paisaje.
El valle del Asón, en el interior oriental de Cantabria, están experimentando un comedido auge debido a la implantación del turismo rural, de aventura y ecológico. Esta zona bien conocida por la pesca de río, así como por contener en su subsuelo algunas de las cuevas más largas de Europa.
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Frente a la relativa masificación veraniega de la costa, los valles del interior oriental son verdaderos remansos de paz y naturaleza.
En toda esta zona el contacto con la naturaleza es el mayor aliciente. En este paisaje muy accidentado, los bosques no son ni tupidos ni extensos, abundando sobre todo las encinas y hayas, siendo los encinares, de los mejores conservados de Cantabria.
Pero la naturaleza más atractiva en esta zona poco poblada es precisamente la geológica. Destacando la falla en la que nace el río Asón, con una impresionante cascada de agua. Estos macizos de roca caliza encierran en sus entrañas complejos sistemas de cuevas que atraen a espeleólogos de todo el mundo.
Una vez en el pueblo, situado en mitad de la carretra, nos encontramos con dos restaurantes, uno pegado a la carretera y este sobre el que escribimos el artículo un poco más apartado, en una cuesta aledaña.
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Tiene una carta cortita, una carta de montaña, donde imperan los platos de cuchara regionales y las carnes sobre todo por encargo. También hay disponible un menú del día, pero lo habitual es que te digan que hay esa jornada y comer lo que tengan. Os puedo asegurar que todo es casero y de los alrededores.
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Gloria, que así se llama la mesonera, es una persona de lo más amena y enseguida entablas conversación con ella, a la vez que te atiende y hace la comida. La cocina da al comedor y es capaz de mantener una conversación contigo mientras cocina.
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Comence con unas alubias rojas. Una alubia roja sin más, un guiso de interior carente de los compangos típicos de otros guisos de alubia. Con suficiente sabor, un guiso tradicional al que le añadí las típicas guindillas en vinagre, de suave picor que aportan un excelente toque a estas elaboraciones de cuchara. Alubia entera, no se la nota el pellejo, una salsa bien ligada y sabrosa. Presentada en perol y sírvase usted mismo hasta que quiera, auténtico y delicioso.
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De segundo lo que fue la cena de más de una generación a lo largo del siglo XX y por ende de mi generación: huevos fritos con patatas y chorizo frito. Uno de los platos más completos de nuestra gastronomía. Unos buenos huevos, patatas hechas como debe de ser y un buen chorizo un poco frito, «toma pan y moja».
En la factura podeis ver los precios, las alubias 4 euros y los huevos 6. El resto pan, cafe, agua y vino, mejor imposible. Me encantó y me hizo volver a la infancia. Hacía un montón que no comía un plato como el segundo, entre otras cosas por que me suele producir ardor de estomago, este no me lo dio. ¿Por que será?
Asón 9 39813 Asón 942678031