Hemos Comido…en Somo con y en Melly. Este año no pudimos acudir a su anual cita Fariña y Caracoles, así que al siguiente fin de semana pasamos a hacer una visita a esos maravillosos caracoles.
Una vez al año Juán hace estas jornadas de Fariña y Caracoles hasta que el cuerpo agunte y la verdad es que los caracoles están estupendos, nos reunimos una gran cantidad de amigos y pasamos la tarde noche. Este año me resultó imposible asistir, así que al siguiente fin de semana estaba en la puerta del restaurante a primera hora esperando a probar los caracoles.
Juán espera a que esten disponibles los primeros lotes de Fariña Primero y en ese momento prepara una caracolada. El Primero es el vino más joven de toda la familia Fariña. Se elaboró por 1ª vez en 1995, cuando un cliente holandés encargó a Manuel Fariña un vino al estilo del famoso beaujolais francés. Así surgió el Primero, un vino de maceración carbónica que sale al mercado 45 días después de iniciada la vendimia, y que está caracterizado por su enorme potencia de sabor y aromas.
Una de las notas más destacadas del vino ha sido su etiqueta, siempre distinta. En 1995 fue el artista holandés Vanderbraak el encargado de realizarla. Desde el año 1996 al 2001, la etiqueta del Primero fue obra de la salmantina Salud Parada. En el 2002, tomó el testigo de representar al Primero el pintor zamorano Fernando Lozano Bordell. Desde el 2003 hasta el 2005, Salud Parada volvió a hacerse cargo de recrear el espíritu de la creación más joven de Fariña.
Desde el 2006, la obra que ilustra la etiqueta es la ganadora del concurso nacional de pintura “El Primero de Fariña”.
En esta ocasión nos encontramos con un cambio en la decoración. Juán es nieto de Dios, tramoyista del antiguo teatro Pereda y ha decidido decorar las paredes de su restaurante con parte de los autógrafos recopilados por su abuelo de todos los famosos que desfilaron por este teatro, centro de ocio santanderino desde el año 1919 hasta el 1966, en que fue derribado.
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Éramos dos comensales, mi acompañante comenzó con una sopa de fideos y pollo, uno de los máximos exponentes de la cocina invernal española. Una sopita de pollo acompañada de algo de jamón, huevo, alguna verdurita y fideo. Una delicia y algo muy nuestro.
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Yo tomé de primero algo poco usual en un restaurante: purrusalda (patatas con puerros y bacalao). Muy bien hecha, nunca lo había tomado en un restaurante y resultó una auténtica gozada de sabor y de buen hacer, para mi gusto excelente.
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Mi acompañante tomó de segundo chicharillos fritos, perfectos de punto. Un pescado muy denostado, pero que comienza a retomarse su consumo, son una delicia y de los pescados más saludables. Estos en concreto estaba buenísimos.
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De segundo tomé albóndigas. Unas jugosas y bien trabajadas albóndigas, acompañadas de unas patatas fritas de las buenas. No pude resistirme a sacarle una foto a un cocido lebaniego que estaba tomando unos de los comensales de al lado, aunque ya faltara parte.
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Y de postre, pues que iba a ser, caracoles. Buenísimos como nos tiene acostubrados Melly, unos caracoles a la montañesa de los mejores que conozco. (Además tengo entedido que les quitan los cuernos uno a uno, pues parece ser que hay gente a la que le sientan mal).
En resumen, buen precio, buenas viandas. Vamos, a lo que nos tiene acostubrados Juán. Ah, por cierto, a los caracoles nos invitaron.
