Hemos Comido….en el restaurante Palacio Mijares un menú degustación especial, absolutamente magnífico. Sigue leyendo y seguro que compartes la opinión.

Nos acercamos a la hora de cenar, pero la verdad es que este menú degustación especial, consistente en diez platos y solo disponible mediante encargo, es más bien para comer y hacer una buena sobremesa. Hay un denominador común en todos los platos, una técnica perfecta, un colorido increible, un puesta en escena estupenda y unos materiales de lo mejorcito del mercado. Como nota anecdótica yo estrenaba cámara, creo que se nota, pues las fotos no han salido nada bien.

El menú consistia en :

  • Aperitivos: gambita en pil-pil de aceituna negra, caldo ligero de cebolla roja y jamón.
  • Entradas frías: salmorejo con perdiz escabechada,  ensaladita de pulpo y vinagreta de queso.
  • Entradas calientes: huevo mármol sobre ajo-arriero, arroz meloso de setas y trigueros con su crujiente.
  • Pescados: bonito con tomate y nube de albahaca, merluza confitada y chipirón tinta.
  • Carnes: degustación de cerdo ibérico puro (secreto y presa), costilla cocinada a baja temperatura sobre puré de robuchón.
  • Postres: albaricoque, granizado de vino y crema de oliva, tiramisú apto para diabéticos y celiacos, nieve de limón, piña e infusión de menta.

Antes de comenzar y dando un paseo por todas las instalaciones de la mano de Mª Jesus, decidimos hacer una pausa para tomar un vino en la excelente terraza de la que dispone el lugar y haciendo como hacía una magnífica temperatura estival decidimos disfrutar del momento del atardecer.  El vino Viña Real de Bodegas Cvne reserva 2001 que luego nos acompañó durante toda la cena magníficamente, nos encontramos ante un vino de color rojo granate con matices rubí en el ribete, bien conservado para su edad, de capa media media-baja, limpio, brillante y muy bien presentado. Franco en nariz y de gran complejidad aromática, de intensidad media y buena persistencia. En boca se muestra muy equilibrado, de cuerpo medio, suave y sedoso gracias a un tanino elegante y bien perfilado. Es un vino de persistencia media con una vía retronasal no muy potente pero que deja notas limpias a frutos rojos y especiados.

Tras finalizar de ver todas las instalaciones incluida la cocina donde tomamos contacto con Luis Miguel Sanchez Solanas Chef del lugar, nos dirigimos al comedor para comenzar con nuestro menú degustación.

Tras sentarnos y describirnos brevemente el contenido de menú nos sirvieron el vino y el agua y nos dieron a elegir entre unas cinco variedades distintas de pan de las que fuimos cambiando a lo largo de la cena.

Y comenzamos, de aperitivo bienvenida nos sirvieron gambita en pil-pil de aceituna negra, caldo ligero de cebolla roja y jamón. El caldo muy sabroso e intenso, si no recuerdo mal se necesitan casi dos dias de cocción para conseguirlo. A mi me recordaba el sabor a unas carrilleras, exquisito, gran explosion de sabor. Las gambas perfectas de punto y el pilpil muy suavecito para no acabar con el sabor de la gamba, un plato muy conseguido, riquísimo bocado delicado y jugoso, un buen comienzo.

A continuación dos entradas frias:

Un salmorejo, sopa fria de mi devoción y recuerdo de mi querida Córdoba, una de mis ciudades preferidas de la península. El salmorejo venía acompañado de un escabeche de perdiz que me recordaba a el Palacio de Los Marqueses donde hacen algo similar. Un poquito mas ácido y caldoso de lo habitual, pero los salmorejos ya se sabe cada maestrillo tiene su librillo. Genial la sustitución de los trocitos de jamón por las hebras de perdiz escabechada.

Como segunda entrada fria ensaladita de pulpo y vinagreta de queso. Muy acertado para la época, fresquito y de muy marcado sabor a pulpo con taquitos minúsculos de queso, una presentacion de lo más colorida y atrayente, gran maestría en el dominio del aliño y salado, no solo de esta ensalada sino de todos los platos.

Y comenzamos con los entrantes cailentes:

Huevo mármol sobre ajo-arriero y arroz meloso de setas y trigueros con su crujiente. Cada vez que me acuerdo del huevo marmol me entran ganas de volver a tomarlo (y eso que en casa no somos de comer muchos huevos), lo definiría como alucinante y exquisito. El bacalao lo habré probado de esta manera en cantidad de ocasiones, pero esta vez me supo como nunca, es algo que aconsejo probar a cualquiera que se acerque por el Palacio.

Arroz meloso de setas y trigeros con su crujiente. El arroz coronado por unas cortezas crujientes y finas. Un arroz de textura similar a un rissoto, pero todavía más sabroso y con un persistente sabor a hongos. Mi acompañante que ni es de arroz ni de setas lo alabó un buen rato.

El pescado:

Merluza confitada y chipirón tinta. Me resulta muy dificil juzgar este plato pues la merluza no es precisamente santo de mi devoción. La textura era buena y el sabor supongo que correcto, pues a mi seguía si saberme a nada, eso sí el chipirón que la acompañaba muy bueno, perfecto y muy aromatizado. Así todo el intenso sabor del plato anterior estaba aun presente en el paladar.

Bonito con tomate y nube de albahaca. El bonito con un punto definible como perfecto, bien sellado por fuera y jugoso por dentro, acompañado del pimiento rojo y la pulpa del tomate y un gran «insisto» manejo de los aliños y de los puntos de sal.

Pasamos a las carnes:

Degustación de cerdo ibérico puro (secreto y presa). El secreto de ibérico fue lo que menos nos llamo la atención de todo el menú pues las tiras de secreto al ser muy finas , estaban bastante secas, las lascas de queso que la acompañaban muy buenas de sabor, un buen queso. La presa si que me gustó, sobre todo el acompañamiento que llebaba en la base, cebollita y pimiento.

Costilla cocinada a baja temperatura sobre puré de robuchón. La costilla, por otra parte, resultó una de las sorpresas de la velada. Cuando ya no podiamos más aparecece esta delicia, deshuesada, tostada, desgrasada sobre una crema de manzana con un toque increible a regaliz, acompañada de una hojita de no se que con sabor a limón suavemente mentolada y a muchas más cosas, donde se ubicaba la sal. Este bocadito vegetal ideal para empezar, como una especie de sorbete entre plato y plato. Plato absolutamente recomendable.

Una vez terminado el menú principal pasamos a los postres, que fueron tres:

Albaricoque, granizado de vino y crema de oliva. Los albaricoques aromatizados con anis acompañados de un granizado de vino tinto y una pomada dulce de aceite de arbequina maravillosa completamente distinta, nos encantó. Una presentación preciosa a la que la foto no hace justicia.

Tiramisú apto para diabéticos y celiacos. El tiramisú un postre relativamente facil de encontrar en la mayoría de las cartas, pero esta vez adaptado a un régimen celiaco y diabético, la única diferencia algo menos dulce de lo habitual, pero muy bueno. Con un intenso sabor a cacao.

Nieve de limón, piña e infusión de menta. Y para terminar nada mejos que unos trocitos de piña fresca y jugosa sobre algo que nunca había probado y que me dejó perpejo, una nieve seca de limon de Novales, nada ácida y que deja una sensación limpia muy agradable. Otra maravilla gastronómica de la noche. Alucinante y con esmerada presentación.

El café nos lo sirvieron acompañado de unos petit fours: unas cucharaditas de espuma, unas exquisitas gominolas y unos bocaditos de cacao con naranja que dan fin a esta maravillosa cena, que se quedará grabada en nuestra memoria como una de las mejores.

Al final se sentaron a la mesa para intercarbiar impresiones el chef Luis Miguel y el repostero Andrés que forma parte del equipo. Estuvimos charlando un rato con ellos, resultan ser un grupo joven y de lo más estusiasta, que no dudan en incorporar productos de su propia y cercana huerta, en la que han puesto una gran ilusión, lo mismo que en esta maravillosa cocina.

El lugar es muy, pero que muy, recomendable y va a dar mucho que hablar. El resturante dispone de un menú degustación consistente en seis platos a un precio de 35€ muy interesante 

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Hemos Comido….en el impresionante palacio de Mijares que ya podemos disfrutar con su restaurante y que han respetado perfectamente el conjunto histórico.Bien merece la visita, el sitio es impresionante se puede ver si pasais por el atajo que lleva desde Queveda hasta Puente San Miguel, y se entra pasando junto a la iglesia de Mijares o bajando desde Sierrallana, se ve enseguida junto a la iglesia. Construido en el siglo XVI  se encuentra enmarcado en uno de los nuevos proyectos surgidos como consecuencia del PGOU. El edificio, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento el 5 de enero 1995.

Su estilo medieval se ha mantenido intacto en la rehabilitación, conservando los elementos originales, piedra, madera,….una decoración que mezcla mobiliario antiguo con toques contemporáneos.
En la planta inferior de las antiguas caballerizas se encuentra el restaurante: abierto todo el año, reúne lo mejor de nuestra gastronomía tradicional, con un toque moderno y personal.
Dos comedores con capacidad de hasta 70 personas, y La Solana, el comedor de las grandes celebraciones, con capacidad hasta 300 personas, con maravillosas vistas al jardín. Disponen incluso de una pequeña iglesia medieval, que antaño formó parte del palacio.
Bodega con mas de 100 referencias, nacionales e incluso internacionales. Ofrece zona de cata y tienda gourmet.

El edificio, motivo suficiente para la visita

 

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El interior

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El entorno de trabajo

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Salones y comedores

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Por El Mule 

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