Desde hace pocas fechas comenzó su andadura El Jardín del Paraíso, ocupando el lugar de lo que anteriormente fue El Jardín de Aida.
El restaurante ha pasado a las manos de Román y Tatiana, en la cocina Luba. Decididamente se han orientado hacia una cocina de mercado, con un buen menú del día y una carta con buen producto y un enfoque muy claro hacia la carne de calidad.
Se sitúa justo frente al Palacio de Festivales, por lo que es una buena opción para quedar y picar algo antes de entrar a la variada oferta del Palacio, o reservar una mesa para cuando acaba la función.
Comenzamos con una ensalada de cecina, tomate cherry, algo de verde y cebolla frita. Muy agradable y fresca, buena cecina. Un conjunto gustoso.
Seguimos picando con un lacón bien cortado sobre patata cocida (vamos, a la gallega) y acompañado de un gran pimentón de La Vera, rico AOVE y sal gorda.
Parece ser que, en Ucrania, de donde son originarios los dueños de El Jardín, eran muy típicas las crepes de caviar, pero hoy en día el rellenar una crepe de estas huevas resultaría imposible económicamente hablando, así que las rellenan de gambas y boletus, lo que resulta una mezcla deliciosa. Hacía mucho que no tomaba una crepe, lo más parecido alguna filloa en Galicia, pero como todos sabéis, aunque se parezcan no son lo mismo.
Seguimos con unas gambas al ajillo con setas. Nos encantaron a los dos, un clásico de la cocina viejuna española que siempre me ha encantado. Esto era diferente pero muy similar, “Es igual pero no es lo mismo” que diría alguien que yo me sé.
Para terminar un entrecote pequeñito. Así fue como lo pedimos, pues ya estábamos próximos a reventar, pero no queríamos irnos sin probar una carne que apuntaba maneras y que efectivamente tenía un buen punto, untuosa y bien sabrosa, de textura blandita gracias a una maduración justa, de uno cuarenta días.
De postre compartimos helado.
Un lugar muy recomendable con buena cocina de mercado, muy buena atención y buen RCP.
Por El Mule