Hemos Comido…en Bonobo, un día de mis vacaciones, más tranquios, sin los alborotos veraniegos y bien sentados.
Teníamos la asignatura pendiente de visitar a Fonso, ya que la otra vez fue picar algo al día siguiente de abrir.
Hoy cerramos el círculo e hicimos una visita en condiciones, con comida de cuchara, guisos de los que tanto nos gustan tomar y que tanto le gustan hacer a él.
La carta, a excepción del canelón, es al completo apta para celiacos, lo cual en mi casa es un punto que añadir al total.
Aperitivo-sorpresa. Torrezno con chocolate y escamas de sal. Matrimonio de mucha conveniencia, distinto y muy sabroso.
Comenzamos con un guiso de la tierruca, cocido montañés. Guiso del día anterior, bien contundente, caldo ligado y sabor a montaña, bien acompañado de compango y una piparra para añadir al guiso. De diez.
Mi acompañante tomó alcachofas con almejas y yo las probé. Alcachofa tierna e inundada por el sabor de las almejas, cebollita confitada en la salsa. Una delicia de ración.
Una crujiente brocheta de langostino con un perfecto punto.
Continuamos con unas alitas picantes. Picante subido y sabroso, que deja apreciar el resto de la elaboración. Me gustaron muchísimo y eso que soy poco amigo de los picores subidos y del pollo, pero merece la pena, una ración divertida para compartir.
Y llegó todo un descubrimiento, carrilleras con pasta de arroz y con una deliciosa salsa que las acompañaba. No sé qué estaba más sabroso, si la carrillera o la pasta, yo apuesto por la pasta. La salsa tenía un agradable sabor a zanahoria y a cebolla, con un toque de pimienta y un leve sabor cítrico. Todo un acierto.
Para terminar callos, morros y pata. Buenísimos, finos como pocos y muy sabrosos, se nota que estamos en zona de callos, algo tradicional los viernes en Ribamontán como ya hemos visto en otros locales de alrededores.
De postres mousse de arroz con leche y trufas.
Bonobo, la visita merece la pena, me ha encantado todo de principio a fin y nos hemos puesto finos. Y es que Fonso pone mucho cariño en la cocina.