Un lugar en el que cualquiier celiaco campa a sus anchas sin ningún tipo de limitación en la carta, tortillas, raciones, pinchos, etc.
Comimos albóndiga, el pincho con el que competía en el concurso de tapas, y unas croquetas.
Son famosos los torreznos y las montañas que hacen con ellos, los tacos picantes, pimientos rellenos, bacalao rebozado, las croquetas de más de 18 sabores distintos (sin gluten y sin lactosa).
El lugar estaba "petao" ya que sus elaboraciones atraen a los celiacos y a quienes no lo son.
Quedaron muchas cosas sin probar pues ya íbamos de retirada, después de una jornada gastronómica intensa, por lo que volveremos en otra ocasión.