Me asomé a la puerta y me gustó, era una hora temprana cuando empezamos a tomar contacto con la oferta gastronómica. Y empezamos por el vino, hasta que no pasó un rato no caí en la cuenta de que me encontraba en el centro de la D.O. Cigales y ya había pedido un Rueda, que no es precisamente santo de mi devoción.
Pero al final resultó que el Verdejo de Garciarévalo, Finca Tres Olmos, se dejaba beber. Un vino con origen en el término de Matapozuelos, provincia de Valladolid, entre las riberas de los ríos Adaja y Eresma.
El local dispone de una carta de la que se puede elegir pinchos ya preparados y alguno emplatado en el momento, que fue lo que pedí, una sardina anchoada.
El pincho, como se puede observar, tiene una vista de primera y aunque en muchos casos los adornos son solo, eso adornos, en este acompañaban perfectamente. Muy conseguido, tanto el pincho como la presentación.
