Hemos Comido…en Granollers, en Fonda Europa, al final un lugar con cocina catalana.
Octubre 2017. Dispone de dos salas de línea clásica y tres salones privados donde se celebran tertulias y otros eventos. Desde su fundación, en 1771, ha sido regentada por la misma familia, los Parellada, siendo en Cataluña la familia más antigua regentando un mismo establecimiento.
La Fonda Europa es reconocida por su dedicación a la cocina catalana, con platos del día, arroces y guisos, así como sus por sus «desayunos de cuchillo y tenedor» («esmorzars de forquilla»).
Grandes personalidades frecuentaron el establecimiento, como Picasso, Dalí, Tàpies, Miró, y de su paso por el mismo han dejado testimonio grandes escritores como Cela, Pla, o Manuel Vázquez Montalbán como cita en su texto, Cita en Europa:
«Pocos restaurantes de España, tienen una historia tan cargada de fidelidades y amor en la operación de dar de comer bien a la clientela.»
El aspecto del restaurante, por sí solo, encadila al comensal. El personal parece salido de otra época, trato exquisito y cocina catalana de verdad, algo que venía echando en falta en mis últimos viajes.
Podría gastar «todo un carrete de fotos» solo fotografiando los rincones y los cientos de detalles que le dan ese carácter tan especial, un lugar cargado con trescientos años de historia.
La carta hay que estudiarla con tiempo, preguntando una y otra vez qué son las elaboraciones que aparecen en ella pues la mayoría me resultaban desconocidas, pero puntualmente y con una paciencia infinita te explican, una a una, lo que son y en qué consiste su elaboración.
Este día también pude tomer un cava fuera de la ronda característica de cavas conocidos, encontré un lugar con una extensa carta de vinos catalanes y por supuesto de cavas. El día apuntaba bien en todos los aspectos, después de un a viaje de casi 800km. desde Santander, un vinito y una buena cena lo curan todo.
Estrené cava, no lo había visto nunca y era el que servían por copas, resultó refrescante y a una temperatura perfecta, con buena acidez y burbuja persistente.
Mientras esperaba, unas aceituna negras y la copita de cava, pero el acompañamiento fue leve, me llamó mucho la atención la inmediatez de la cocina, sirviendo la comanda con una gran velocidad y una cadencia de lo más oportuna.
Mi primero resultó ser un plato frío, empedrao de bacalao. El empedrat es un plato muy popular en la cocina catalana, es realmente una esqueixada con el añadido de las legumbres, es muy típico de preparar en fechas veraniegas tanto en casas como en restaurantes.
Una elaboración fresca, con alubias muy en su punto, sin pellejo y buen sabor, acompañadas de tomate, aceituna, bacalao prácticamente crudo, pimiento y cebolla. Una ensalada muy peculiar que no defrauda y que tampoco me resultó pesada aún siendo el primero de la cena.
De segundo chuletillas de lechado a la brasa. No creo haber comido unas chuletillas a la brasa igual de sabrosas, con un ligero sabor a humo, la grasa bien crujiente y la carne justa de punto; buen sabor y buena ración. La última vez que tomé algo similar tenía unos doce años, fue en el pueblo de mi padre, Valbuena de Pisuerga, provincia de Palencia. Nos llevaron a comer a un lugar que llamaban el Castillo, era una loma horadada por cuevas donde guardaban el vino, al final de la cueva había una chimenea y muchos sarmientos con los que hicieron unas chuletillas que sabían a gloria.
Estas me recordaron a las que comí en Valbuena, con un sabor muy similar al que les aportaba el sarmiento en la cueva. De diez.
Los postres son otro mundo, todos artesanos y también son unos cuantos, no pude resistirme a la oferta del carro de los postres, donde eliges la tarta y allí mismo te la cortan y sirven.
Muy buena la tarta con frutos del bosque con la que terminé esta deliciosa cena.
Al entrar apenas había tres mesas con comensales, pero cuando me fui el aforo estaba completo, en su mayoría de personas locales, excepto una mesa de ingleses que parecían jugadores de rugby y por el número podían ser un equipo completo y por cierto, se cenaban la mayoría unos guisos con bastante buena pinta y olor, pero demasiado potentes para mi estomago en la cena.
El lugar merece la pena de todas todas, no tiene perdón acercarte a Granolles y no visitar este lugar, de paso también puedes escuchar algo de Jazz.
Agustí Vinyamata 2 08402 Granollers 938700312