Hemos Comido en El Molinuco, José y Natalia se han desplazado desde El Encuentro a este restaurante, antiguamente A Proa. Una pena, la vez que estuve en A Proa antes de su cierre me gustó mucho.
Julio 2015. Reapertura del local con la gerencia de José y otros socios, que se desplaza desde El Encuentro y retoma la actividad de este local anteriormente conocido como A Proa. Un local mucho mejor dotado que el anterior, con dos grandes salones, una enorme terraza y un pequeño jardín.
La remodelación del local ha corrido a cargo de Iván Oliveri, que le ha dado un nuevo giro, en color y decoración.
Pasa a definirse como pulpería arrocería, se inauguró hace apenas dos semanas. Este fin de semana, cuando decidimos acercarnos, estaba completamente abarrotado de gente tomando pulpo, rabas y el vermut dominical. Aún cuando llovía entrecortadamente había gente que aprovechaba los ratos de escampada para siturse en la terraza.
EL restaurante sigue el rumbo de El Encuentro, grandes raciones, producto de calidad y buen precio, así que resulta dificil encontrar mesa en fin de semana.
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Comenzamos tomando unas morgueras, teníamos muchas ganas de quitarnos el mal sabor de boca del día anterior en El Pozo, y vaya si nos lo quitamos, morgueras de tamaño diminuto, super sabrosas, justas de punto, justas de sal y con ese sabor que las caracteriza e inunda la boca. Excepcionales y digo excepcionales, por que en contadas ocasiones tengo la surte de encontrar morgueras de estas características.
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Éramos dos comensales y mi acompañante tomó una nécora a la plancha. La hicieron en una sartén a parte y usaron sal nueva, pues es celiaca. La nécora era de buen tamaño y de gran sabor, según el comensal.
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Yo me tomé media ración de pulpo que me costó acabar (podeis ver el tamaño en la foto). Pulpo perfectamente hecho, una buena cobertura de pimentón y sal gorda, junto con un suave aceite de oliva. Una ración recomendable y una de las especialidades de la casa.
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Para terminar un rape para los dos comensales, a la plancha, los dos lomos, uno para cada comensal, acompañados de una ensalada y tomate de Cantabria. Buena elaboración y buen sabor, un poco pasado el punto pero sin estropear la pieza. Reconozco que a mí cada día me gusta el pescado más en su punto, al dente que diríamos si se tratara de verdura.
No tomamos postre pues no podíamos más. Aún encontrándose el lugar a rebosar de clientes el servicio fue atento y rápido, hubo una excelente cadencia entre platos, el precio dentro de lo esperado.
