Hemos Comido…en Pepe Vieira, hacía tiempo que teníamos ganas de conocer este restaurante, aprovechando que estabamos en O’Grove decidimos ir a este restaurante,

En cada una de las mesas del restaurante, está depositada en el centro una pequeña rama de roble. Toda una declaración de intenciones sobre lo que es este lugar.

Los platos, uno tras de otro, vienen llenos de las florcitas diminutas, lilas o amarillas, que nacen en los caminos de las sierras gallegas, los líquenes surgen de los alimentos, ilustrando platos de vocación paisajística y ambiental conectados con la tierra. Puede parecerlo, pero aquí, en Camiño da Serpe, nada es efectista ni sobreactuado.

En un intento de ser fiel a mí mismo incorporo en mi cocina elementos de mi infancia, de la cocina de mi madre y de mi abuela, del paisaje, de mi entorno, de la actualidad, del mundo en el que vivo. Los cocino, y creo nuevas formas, texturas y sabores que mantienen el eco de lo que son, con formas limpias y claras.En mi cocina no hay que buscar más motivación que la satisfacción que puede provocar la segura ejecución espontánea, el juego despreocupado expresado desde la reflexión serena (Xose T. Cannas «Pepe Vieira»).

Cuando llegas a la mesa te encuentras con los ya tradicionales panes con pipas. Empezamos, con una muy buena empanada, en este caso de sardinas.

El primer plato fue una vieira con crema de patata y unto, migas fritas en aceite de chorizo y brotes de grelo, estupendo plato.

A continuación llegó a la mesa el arroz con carabinero. Sobre un fondo de arroz con el toque tostado del hierro caliente, se sirve una magnífica pieza de carabinero, cocinada lo justo.

El siguiente plato fue una lubina con espárragos y emulsión de aromáticas. La ración de pescado, una pieza importante, se sirve pasada por la plancha y acompañada, simplemente por espárrago, este plato se me hizo un poco insulso. Tras ella nos sirvieron un corzo con queso, membrillo y flores fue de mis preferidos.

A continuación patata del cocido, un plato que desde este día me tiene hipnotizado y que se ha convertido en uno de mis platos fetiches. Los postres comenzaron con un flan quemado, manzana caramelizada y canela con crujiente de chocolate blanco y pimienta rosa y a continuación bizcocho tibio de chocolate con frutos secos, helado de vainilla y teja de chocolate y escamas de sal que no deja de ser un browni pero espectacular. Con el café nos trajeron unas nubes de capuccino especialísimas y unas gominolas de cítricos. Es un sitio de esos que no te salen de la cabeza y que estarías dispuesto a volver en cualquier ocasión, pues todo y cuando digo todo me refiero a todos los aspectos del lugar son «perfectos» es uno de los lugares más recomendables de toda Galicia para pasar una velada «»perfecta»». 

 
 
 
 
 
 
 
Camiño da Serpe, s/n 36992 Raxo – Poio

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