Hemos Comido…pues no, más bien hemos pasado, en este lugar perfecto para ello, un fin de semana muy bien acompañado; sobre todo si está nevado y te quedas aislado.

Por que si es verano te mueres de calor. Tiene un restaurante meritorio, centrado en el deguste micológico en temporada y en los derivados del pato, la oca, la caza y los revueltos. La cocina muy bien, sin excesos, lo mejor de todo es el entorno. Fue casa de carreteros y estaba constituida por planta baja, en la que se situaban las cuadras, planta primera en la que se encontraban las alcobas y la cocina, alrededor de un patio central, y el desván, que se empleaba para pajar. Actualmente se ha reconstruído respetando su estructura y empleando los mismos materiales adaptándose a su nuevo destino. En la planta baja nos encontramos con el restaurante, con decoración de piedra madera y barro, barbacoa donde cocinan carnes a la brasa a la vista de los clientes. La cocina que ofrecen es cocina tradicional, con ciertos toques de cocina moderna. Caben destacar los platos elaborados con setas, recogidas en los bosques cercanos, las carnes a la brasa, la caza como el jabalí escabechado o el ciervo guisado a la cerveza negra, las manitas de cerdo rellenas de carne trufada y el pato soriano.

El sitio está muy bien y buen servicio, el precio bien tirando a caro, teniendo en cuanta que si te despalazas hasta aquí es para pasar una noche como mínimo.

Etiquetas del articulo

Compartir

Categorías
Scroll al inicio