Hemos comido…en El Barril en Madrid, en la calle Goya, toda una referencia de calidad en mariscos.
Julio 2016. Marisco de gran calidad, bien tratado, bien servido, en su punto. El precio, como siempre que interviene el marisco de por medio, no es para todos los bolsillos.
Me acerqué con un habitual del lugar y a primera vista el expositor es de los que llaman la atención, buen marisco de calidad y muy fresco.
El restaurante dispone de una terraza bastante bien provista, donde poder disfrutar de una buena mariscada, yo particularmente prefiero la comodidad de un buen aire acondicionado, y así hicimos.
Mientras nos tomaban nota nos obsequiaron con unas ricas aceitunas y unas buena croquetas.
A la hora de pedir el maitre se coló, veníamos con intención de pegarnos una buena mariscada y este hombre nos paró los pies en cuanto a la cantidad y al final nos fuimos con ganas de haber comido algo más. De todas formas, dos de las cosas que teníamos en mente pedir no las había.
Comenzamos refrescándonos con salmorejo con bogavante. A mi paladar le supo algo más a gazpacho que a la clásica sopa fría cordobesa, quizás por el fuerte sabor a pepino. De todas maneras el comienzo presagiaba una comida espectacular, el bogavante que acompañaba estaba perfecto de punto.
Continuamos con unos percebes de buen tamaño. Buen percebe, buena cocción, buen punto de sal, pero se nos hicieron pocos y pedir más no era plan, en lo que los preparan y los sacan nos hubieran dado las tantas.
Continuamos con unas gambas de Huelva. Gamba de buen tamaño y una excelente elaboración, se nota que llevan toda la vida haciendo marisco, los puntos son perfectos seimpre.
Continuamos con unos carabineros, que también se nos hicieron escasos, pero los mejores que he comido en muchos años, fresquísimos, no muy grandes, unos 100gr y con el consabido punto de plancha. Todo sabor, exhultantes.
Para terminar un entrecote de una excelente carne mayor a la plancha, buena maduración, sabor y justa curación.
De postre compartido tarta de Santiago con helado. A mí me gustó mucho, a mi acompañante menos, según él le faltaba cocción y le parecía mazapán en vez de tarta, para gustos se han hecho los colores, y los postres también.
En resumen, si no nos llega a haber frenado el personaje que nos tomó nota, habríamos pedido más percebes, más carabineros y una racion de pulpo que retiramos de la comanda a instancias del maitre.
Por cierto, comimos con cerveza, la típica cerveza madrilena bien tirada y bien fría que tan bien acompaña en los días de calor.
Goya 86 28009 Madrid