Marzo 2016. Veníamos de comer de Tira do Cordel y la comida no había sido precisamente frugal, de tal manera que no teníamos ganas de sentarnos a cenar, sí de tomar alguna ración y poco más. Además yo andaba con antojo de pulpo.
Me fijé desde el exterior que estaban cociendo pulpo, vamos que no es un lugar en el que ya lo compran hecho, y decidí entrar. Tomamos una ración en la barra pero pude ver la elaboración de otras raciones pues tiene la cocina a la vista, con primordial aspecto, limpita y todo en acero reluciente.
Lo tradicional en Galicia son las pulpeiras, con las que ya tomamos contacto en la Feria de Castroverde, las Hermanas Maciñeiras y Lopez, pero en este caso era pulpeiro.
Continué con mi especial apuesta de este año por los ribeiros, ciertamente a lo largo de los cuatro días que he estado en Galicia ninguno me ha defraudado, resultando de mi agrado hasta los servidos en barra; pero en este caso tomé un albariño, Pazo de Villarei.
Pazo de Villarei forma parte del grupo HGA Bodegas y Viñedos de Altura, propiedad de Horacio Gómez. Esta bodega se asienta en las laderas del Val do Salnés, entre Arousa y Pontevedra. Un vino de color amarillo pajizo con destellos verdosos. En nariz presenta aromas florales y a fruta fresca. En boca es un vino fresco y con baja acidez.
Pedí media ración de pulpo, sin cachelos, pulpo, aceite sal y pimentón. El punto de cocción era perfecto, blando con algo de tersura y muy buen sabor. No era una ración muy grande, pero tampoco era monumental el precio.
Me llamaron la atención unas raciones de parrocha, en un principio pensé que eran sulas, pero luego resultó que eran sardinas bastante pequeñitas que las rebozan en harina y las frien rápidamente en la freidora, acompañadas de unos cachelos, tenían buena pinta. Me quedé con ganas de probarlas, en otra ocasión será.
Para ser la zona que es está bien de precio, y yo llevaba un cartel de turista colgado del cuello. Bueno, en otra ocasión probaré esa parrocha.
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