Nació en Noja en febrero de 1711. Fue bautizado en el 9 del mismo mes en la iglesia parroquial de San Pedro su padre caballero de Santiago, miembros su padre y su madre de la nobleza rural de Cantabria.

En 1726 sentaba plaza de guardiamarina y un año más tarde cuando contaba dieciseis lo encontramos combatiendo en el segundo sitio de Gibraltar. En 1735, y a las ordenes de su paisano Francisco Cornejo, participa  en la conquista de Orán. Entre esa fecha y 1742 va curtiéndose como marino acreditado en la persecución de piratas berberiscos por el mediterráneo. En 1742 le encontramos de capitan de fragata en el Caribe en misiones de escolta o de corso. En junio de ese mismo año se cruzó en su camino una fragata inglesa de superior tonelaje y artilleria. A lo lejos con el viento en contra se acercaba un bergantín también britanico, y tras un fuerte cañoneo logró Velasco el abordaje y la rendición de la fragata. Inmediatamente después de asegurarla se dirigió contra el bergantín al que obligó a izar bandera blanca. Con ambos buques entró en la Habana dándose la circunstancia que el número de prisioneros duplicaba a su tripulación y el número de piezas de artillería también duplicaba el suyo. Tras conseguir el mando del navio Reina, que era un un navío de línea, (la unidad naval más poderosa de la época) la vida del marino vuelve a la rutina de los días de paz.

En 1761 con cincuenta años llega por última vez a la península. Durante su estancia Carlos III firma con los franceses un tratado de unión y amistad, lo que significa guerra con Inglaterra. Parte hacia Cuba y cuando aun no habían alcanzado la costa cubana, una poderosa flota inglesa al mando del almirante Pockoc partía hacia las Antillas con 28 navíos de línea, 10 fragatas, cuatro bombardas, 180 embarcaciones de trasporte y 20.000 hombres. Para conjurar esta amenaza, el gobernador de Cuba contaba con 2.000 soldados y varios cientos de de voluntarios de escasa utilidad por carecer de de armas y adiestramiento. Su artillería contaba con 173 piezas de las que sólo funcionaban 117.

Cuentan los supervivientes que Velasco parecía un espectro de energía sobrehumana, pero sin duda este trasmerano se ganó el título de héroe oficial en la defensa del Morro, castillo levantado sobre el mar de la Habana, que le había encomendado el mando en atención a sus meritos.

Los ingleses desembarcaron en las costas cubanas sin apenas resistencia. El fuerte de la cabaña y el castillo del Morro eran el objetivo. En aquel lugar el capitan de navio, Velasco, enardecía a los suyos.

El ataque por tierra fué facilitado por una mina que abrió la brecha hacia el castillo y por ella penetraron los asaltantes. Velasco cayó herido gravemente pero resistió a hasta el último instante. Su herida no pudo ser curada, y Sir Keppel, que dirigía la fuerza asaltante, acudió a rendir honores a Velasco y le ofreció sus médicos y la retirada de la plaza para que fuese curado. A las seis de la tarde llegaba Velasco a la Habana. La herida era grave y se le operó posiblemente mal y falleció a las 9 de la noche del 31 de julio.

Se paró la batalla para que los mandos ingleses pudieran asistir a su funeral. Los primeros honores los recibió de sus enemigos de toda la vida. Estos levantaron un monumento en memoria de Velasco y el Marqués de González en la abadia de Westminster. En la torre de Londres se guardó el estandarte capturado en el Morro y durante muchos años la marina inglesa disparaba salvas de honor al pasar frente a la costa de Noja.

En España por encargo de la academia de San Fernando se acuñaron monedas con los bustos de Velasco y González en el anverso, y en el reverso una escena del asedio a el Morro. Su tierra le dedico un modesto monumento en Meruelo, que en la actualidad está en un estado vergonzante.

La marina tampoco le olvidó y Carlos III ordenó que en la escuadra hispana siempre hubiera un buque Velasco. El último del que tengo noticia es un trasporte de tropas construido en USA en 1952 y llegado a España en 1971.

 

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