Un lugar que siempre me ha gustado, tanto por su ubicación y vistas como por su maravillosa cocina y atención.
Comenzamos con un par de raciones en la barra, junto con una copa de champagne Trouillard que nos acompañó durante toda la comida, tomamos unas fabulosas rabas de calamar y unas anchoas con burrata excepcionales.
Ya sentados en la mesa del comedor nos sirvieron unas almejas de Carril. Calidad superior en un punto PERFECTO.
A continuación, unas gambas rojas. Al igual que las almejas estaban perfectas de punto y eran de una calidad excepcional.
Empanadilla de sardinas. Apta para celiacos, como todo lo que nos sirvieron. Con un ligero picante, nos sorprendieron gratamente, hacía muchísimo que no tomaba una empanadilla.
Caricos con setas. Elaborados a las mil maravillas, con su auténtico y chocolateado caldo característico de este tesoro de la gastronomía cántabra; esta legumbre goza de una textura y untuosidad que la diferencia del resto de las alubias.
Mollejas. Una hechura que nunca había visto, un rebozado apto para celiacos muy amable, bien escurrido y sobre una base de cebolla y lombarda, buenísimas.
San Martín al horno. Textura turgente y el gran sabor que le caracteriza, sobre un puré de calabaza.
Carrilleras guisadas. Potente guiso que siempre me ha gustado encontrar en un menú, ya que su melosidad y su gran sabor es algo que me encanta.
Terminamos con el saldado y cambiamos a una sidra Tendré. La Sidra Bordelet Tendre es una excelente sidra francesa de Normandía, una sidra dulce afrutada con aroma a manzanas asadas.
Tomamos dos postres y un Jorge Ordoñez & Co de Málaga, un moscatel de Alejandría perfecto para terminar.