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La carta requiere una vuelta al local para tomarla bien el pulso, pues su oferta pinta pero que muy bien.
Comenzando con un aperitivo del día, unas gambas con mantequilla, queso y avellana. Un conjunto sorprendente y sabroso, cuasi crudas.
Patata, yema de huevo ecológico y panceta. Una delicia de milhojas de patata frita, todo lo que te pongan se te va a hacer poco.
Cogollo de tomate, pesto y parmesano con helado de albahaca. Un poco difícil de comer, pero en cuanto lo catas resulta delicioso, fresco. Tomate de la huerta de al lado, como el resto de los vegetales, el local se caracteriza por producto de km0 y en muchos casos de m0.
Chicharro del Cantábrico marinado con escabeche de naranja. Pierde protagonismo el pescado frente a la naranja, el resto de los componentes como la cebolla y la patata están perfectamente integrados en la ración.
Cebiche de machote con aguacate. Es la primera vez que no me estorba el aguacate en una elaboración de estas características, creo no equivocarme si para mí está entre los mejores cebiches que he tomado, perfectamente integrado con la cebolla encurtida y la leche de tigre es de matrícula de honor.
Costilla de buey de seis años con salsa de foie y anchoa. Deliciosa, se deshace en la boca, potente sabor cárnico, una gozada, la escarola que le acompaña también es de la huerta de al lado.
Para terminar, arroz meloso de oyocántaro. Arroz al dente de potente sabor a marisco, rica melosidad, un final de fiesta perfecto.
Tarta de tres quesos: Picón, Jarradilla y 7 Villas.
Una comida para el recuerdo, el lugar resulta muy recomendable, hoy comimos un menú degustación, pero tiene una carta de lo más interesante.