Hemos comido en Bustablado, a escasos metros de la capital del mundo.
Aprovechando el comienzo del Festival Gastro de Otoño enmarcado en las Jornadas gastronómicas Cantabria Oriental rural, nos acercamos a Bustablado, a La Taberna, muy cercana a la capital del mundo.
Antes de sentarnos a comer estuvimos haciendo tiempo en una mesa a la entrada del bar, tomando unas copas de Gramona Imperial, botella con la que comimos.
Como nos tienen acostumbrados en este restaurante la atención es una de las marcas de la casa, junto con una cocina tradicional de montaña de muy alta calidad, de temporada y cercanía.
Comenzamos con unas alubias rojas con chorizo. Resultaron un auténtico escándalo, hacía mucho tiempo que no tomaba unas alubias de estas características, finas, de gran sabor, con un chorizo perfecto para esta elaboración y a mi entender en la justa cantidad. Repetimos los dos comensales, aún a sabiendas que los segundos también iban a ser contundentes.
De segundo el otro comensal optó por un pollo guisado. Un buen guiso clásico donde los haya y con lo típico: tomate, cebolla, zanahoria, etc. Una salsa bien sabrosa y unas patatas fritas artesanas.
Para mí cabrito. Excepcional, no recuerdo otro igual, ración muy pero que muy generosa y al igual que la ración del otro comensal acompañado de unas patatas fritas que quitan el hipo. Me recordaba al lechazo que hacen en la Fonda Europa a las 12 cabezas. Aquí también va acompañado de unos ajos enteros que le aportan un sabor único. Como os decía el mejor que recuerdo.
Para terminar una mousse de limón y un gran recuerdo de mi paladar que a mi abuela la chiflaba, tarta al whisky con un buen chorro de este destilado, recuerdos.
