Me tuve que dar un paseo para hacer tiempo, me puse a preguntar si había sitio en otros locales, exactamente en cuatro, todos estaban llenos, así que me quedé a esperar en El Pericote, ya que siempre salgo a gusto.
No tenía intención de darme un homenaje de carne, pero nunca está de más saber qué se cuece por la cocina del lugar, donde efectivamente te encuentras con agradables sorpresas aunque vayan a parar a otras mesas.
Una tapa de salchichón de la casa, siempre se agradece una tapa y siemrpe sabe bien, ese regusto a gratis potencia el sabor.
Cesar, conocedor de mi debilidad por los cavas, me sirvió un par de copas de Juvé & Camps.
Comencé tomando salmorejo. Una sopa fría que siempre me apetece y en un día de verano como el que hacía entraba mejor que bien.
Continué con un carpaccio de vaca vieja. Delicioso sabor y textura tierna, le acompañaba un pecorino de gran sabor. Al final resultó uno de los carpaccios más exquisitos que he tomado últimamente.
Para terminar bacalao al horno acompañado de patata panadera de tomsa pan y moja, una buenísima tajada de bacalao en su punto, me encantó la ración.
De postre tiramisú.
Al final siempre hay algo marque marca la diferencia, aunque la comida tenga que ser a toda mecha.