De todos es sabido que La Cigaleña es uno de los mayores templos del vino existentes en España, recientemente ha rmodelado sus estaciones para retirar la barra de su negocio, dejando todo el restaurante a modo de comedor.
Comimos con unas copas de Julien Meyer RN 422 Riesling Nature, un vino bastante agradable este monovarietal de riesling, un vino fresco de características casi simétricas a la sidra con un buen toque salino y mineral.
Entre pandemias, obras, ponte bien y estate quieto, llevábamos una buena temporada sin acercarnos a este lugar, por ciento uno de mis favoritos de la ciudad de Santander.
Comenzamos con unas gambas a la sal. Gamba roja que en muchos sitios conocen como alistado. Por cierto, ese día por la mañana me encontré con Andrés en la plaza de la Esperanza comprando pescado y marisco, algo que te puede hacer una idea de la frescura de las viandas.
Al final la comida fue más un picoteo, ya que veníamos de hacer la ronda mañanera por Peña Herbosa. Para terminar, un bacalao de chuparse los dedos, con una salsa de tomate de las de verdad.
En fin, me gusta la remodelación del local, es una pena la pérdida de la barra, ya que una de las tradiciones más españolas que existen se pierde poco a poco. Según la mayoría de los empresarios de hostelería las barras no son rentables de un tiempo a esta parte. Yo soy tan de barra que en muchas ocasiones prefiero comer en ella que sentado en una mesa, ¿Donde cantaremos a partir de ahora la canción "Al calor del amor en un bar" de Gabinete Caligari?
Amor, aunque a estas horas
Ya no estoy muy entero, Al fin llegó el momento De decirlo te quiero