Siempre han practicado una cocina centrada en la temporada y con producto local en su mayoría, Miki baja siempre que puede a la plaza a hacer la compra, lo que hace que el producto local y fresco esté siempre presente.
Comenzamos con una coliflor que quitaba el sentido. Todo un clásico de la casa que en la mayoría de nuestras visitas repetimos, por algo será. Coliflor elevada a platazo.
Un tomate de Cantabria, en concreto de Eco-Tierra Mojada, perfecto de maduración, fresco, acompañado de albahaca. Una delicia en la mesa, un tomate de concurso.
Pizza, esta fue un encargo ya que nadie hace este tipo de pizza. Es masa para celiacos y el contenido es único, sardina ahumada, tomate pasificadao, pimiento y un queso que no capta la atención general, suavecito. Como la recordábamos, de matrícula de honor.
Yo tomé una ventresca de bonito que resultó una alegría en el plato. Nunca la había tomado de esta manera, me sedujo, buen punto y plena de sabor, con el punto justo de grasa.
Los otros dos comensales compartieron un jargo de la costa de Cantabria. Con la espina frita cual torrezno y el resto al gusto de los comensales, según me transmitieron ya que yo no lo probé.
Dos postres, helado de queso y lemon pie, aptos los dos para celiacos.
Toda la comida acompañada de un Gramona fresquito.