Me paso una gran parte del año pensando en volver a Josein, en el lugar impera la maestría de la cocina tradicional artesanal, cocina de siempre y de temporada.
Comencé con media de la famosa ensaladilla de Maria Luisa.
En esta ocasión se les había acabado el primer bonito de temporada solo les quedaba ventresca y era demasiado para mí, teniendo en cuenta que no podía fallarle a los callos, unos callos que vienen teniendo fama desde hace décadas, con algo de garbanzo, Morro, pata, aceitunas y uvas diferentes, pero como siempre, acompañados de unas patatas fritas que se funden con una salsa pegajosa untuosa, está claro que no puedo fallar.
Hoy descubrí unas cigalitas fritas, pensé en la clásica cazuela con las cigalas enteras, pero para mi sorpresa venias limpias, fritas con una fina cubierta de harina, un paso frugal por el aceite y al plato, brutales, lo malo es que te puede comer un caldero de ellas si te lo ponen delante, bueno lo malo para el bolsillo, porque un caldero puede salir por un pico.
Vienen acompañadas de un potente ali oli que a mi entender sobra o lo empleas después de las cigalas para acompañar el pan del cestillo como hice yo mientras esperaba los callos.
Josein no cambies. ¡Y para qué hablar de las vistas del comedor!