La Vinoteca es un valor conocido de antemano.
Su oferta en vinos es extensa y estudiada. Su carta, daba la casualidad, que este día cambiaba.
Comenzamos con las gambas de siempre, es algo que por mucho que cambien las cosas seguiré pidiendo, ya que fueron los primeros y son los más auténticos, nadie las conocía hasta que empezaron ellos con esta novedad en su momento.
La perdiz escabechada, “y comieron perdices…….” Los escabeches son una de mis elaboraciones preferidas a la hora de tratar ciertos tradicionales de la cocina castellana y como tal han de estar muy integrados en su totalidad. Esta vez les faltaba algo de potencia, algo de punch, pero de todas maneras el escabeche merecía estar sobre la mesa.
El plato estrella de la jornada: langosta con huevo, algo que me recomendó Iván, a quien me encontré en la entrada. El día anterior lo había cenado, y tanto flipó con el plato que hoy lo había vuelto a pedir. He de comentaros en voz baja que la ración es de escándalo, no hay palabras para describirla, pero pedirlo y no os arrepentiréis. Parmentir trufado, huevas de salmón, langosta y huevo poché; a vuestra imaginación lo dejo.
Para terminar el brutal solomillo con foie, un clásico de la oferta del lugar.
De postre trufas, mejor imposible.
Por cierto, nos invitó Iván a un cava de los que dejan huella, Raventós i Blanc Manuel Raventós Negra, una rareza, pero bendita rareza.