Aprovechando que uno de los habituales a este tipo de celebraciones va a cambiar de empresa, lo despedimos con una comida en Laila.
La mayor parte de la comida la acompañamos de un Baltasar Gracián, Garnacha viñas viejas DO Caltayud, que sorpendió gratamente a todos los asistentes, mayoritariamente seguidores del Rioja, de hecho gustó tanto que acabamos con las existencias y tuvimos que cambiar a otro.
Un vino con aromas a frutas del bosque y frutos rojos. Sedoso, muy sabroso y lleno de matices frutales. Final largo y equilibrado.
Comenzamos con un aperitivo de salmorejo y una gilda de boquerón, piparra y cebolla roja encurtida.
Las rabas de calamar fresco convencieron a todos sin excepción. Una elaboración de diez, se puede apreciar el buen sabor y la diferencia cuando se utiliza calamar fresco.
Otro de los invitados a todas las reunioes de amigos y familiares: las croquetas. Una buena croqueta de jamón, elaboración artesana de la casa, de lo que fui testigo en la visita anterior.
No soy muy amigo de las fritangas, pero el resto de mis compañeros de mesa sí, así que los entrantes terminaron con unos buñuelos de merluza (de la que tampoco soy muy amigo), pero la verdad es que hay fritos y fritos, y la diferencia se nota. Estos buñuelos marcan un antes y un después, Gustavo todo lo hace bien y esto no iba a ser una excepción.
En el apartado principales comenzamos con un arroz con pescado de roca. Este día tocaba salmonete y el arroz resultó un derroche de sabor y de punto del grano, sabor a pescado, a mar, bien acompañado de sepia. Un lujazo de arroz.
Después tomamos uno de mis arroces favoritos, el arroz lebaniego. Una elaboración exclusiva de Gustavo, cocina el arroz como si fuera un cocido lebaniego y el resultado es increible. Esta elaboración dejó entusiasmados a los comensales, los cuales a los pocos días volvieron a tomar el susodicho arroz, de los seis presentes volvieron tres en menos de una semana.
En este punto fue cuando se nos acabó el vino y nos pasamos a Samsara, un Priorato con un componente muy alto de garnacha, al igual que el anterior. Un vino que también cumplió sun función con creces, gustando a todos los presentas. Tiene un buen aroma a fruta madura y ciertas notas balsámicas, en boca es fresco y persistente.
Para terminar, casi de postre, un lomo de vaca fileteado, buen final.
Y unas raciones compartidas de diferentes postres, a cual mejor.
Laila, un destino obligatorio para culaquier foodie que se precie, o que simplemete te guste la cocina de calidad.