Comenzamos con un aperitivo bienvenida a base de papada de ibérico. Sin más, muy sabroso, recuerdos a lomo y cierto regusto a embutido, un puñetero vicio con el que hay que tener cuidado ya que la cantidad de riquísima grasa que tiene es considerable.
Nos ha dicho un pajarito que Miki ha empezado a comercializar ciertos envasados que merecen la pena.
Diferentes opciones: crumble, vinagreta de ajos tiernos, chutney de manzana, cebolla dulce, foei grass, tomate pasificado.
Ya hemos hecho acopio de algunos, en cuanto los utilicemos os diré algo, pero ya os adelanto que los tomate son pura lujuria, esos sí que los conozco.
Descubrimos, o más bien nos presentaron, un cava: Bebito, un brut nature de origen catalán, bastante acorde a su precio.
Salmón marinado. Muy justo de curación, lo que para mí resulta perfecto, dados de buen tamaño y una mayonesa picante que aporta una notable mejoría al conjunto, le acompaña rúcula (la rúcula es a Miguel lo que el perejil a Arguiñano) tomate y más vegetales. Muy recomendable.
Coliflor ummayaki. Una delicia que en textura me recuerda a las palomitas de maíz, acompañada de tres salsas, ciertamente que no necesitan nada más que un tenedor y ni eso, saben mejor con las manos.
Alcachofas con salsa de mandarina y foie. El conjunto es una doble delicia, por un lado las alcachofas justamente cocidas y con un lado crujiente por el planchado y por otro la salsa de foie que acompaña como el mejor de los amigos. El toque metálico de la alcachofa y el dulzor del hígado, un señor platazo.
Para terminar picaña, un corte divino de carne, una carne también divina y un punto perfecto, con unas judías en tiras y parmentier. El resultado final: el plato rebañado.
De postre tiramisú pasiego, y sin gluten el helado de café con crumble.