Hemos Comido…en El Remedio, algo que esperaba como agua de mayo, aunque fuera en marzo.
Hay restaurantes a los que acudes porque sabes de antemano que vas a triunfar. Este es uno de ellos, auna cocina, producto y servicio. Otro valor añadido es la ubicación de las instalaciones, con vistas al mar y a la montaña, en un lugar de lo más tranquilo.
La bodega también es algo a tener en cuenta, no muy extensa, pero sí muy cuidada y siempre con sorpresas agradables. Como la que hoy nos esperaba, Louis Roederer Brut Nature By Philippe Starck 2009, un vino con un color amarillo oro, aromas afrutados de pera y un ligero toque a cáscara de cítricos, frutos secos entrada en boca sensacional, frescura a raudales.
Samuel es un cocinero de los que marcan tendencia en el panorama gastronómico, por encima de reconocimientos o estrellas, muy implicado en cocina de cercanía, con producto de temporada y km0, como debe de ser, dejando fuera estereotipos de moda y las cartas clónicas.
Hoy estrenábamos carta, con incorporaciones nuevas que os puedo asegurar que marcarán tendencia.
Empezamos con unos carabineros, que tras degustarlos se han grabado a fuego en mi memoria. Punto y producto, deliciosos, me recordaban a unos langostinos que tomé aquí y de los que me resulta imposible olvidarme.
Continuamos con unas almejas gallegas. Con un ligero toque de fuego, unos ajos y algo de perejil. Muy pero que muy buenas, obligatorio el unte de pan hasta terminar con la salsa.
Tartar de salmón. Un corte justo de tamaño, acompañado de huevas, un ligero sabor a mostaza y un justo toque de picante, el resultado: de los mejorcitos tartares de pescado que conozco. Un vicio más que añadir a mi lista.
Al ser mi acompañante celiaca los tigres los tomé solo yo. Como todo lo anterior, una elaboración de lujo. Estaban hechos con un relleno de lo más placentero, una bechamel bastante líquida, regusto a tomate y un rico sabor a mejillón. Muy recomendables.
Changurro. Me gustó bastante, pero imperaba el sabor a pisto por encima del centollo, además reconozco que para mí el centollo como mejor está es cocido.
Continuamos este improvisado menú con unos caricos con níscalos. Sustanciosos, con un fondo de salsa ligado a la perfección y un gran sabor a seta. Un guiso de lo más apetitoso y recomendable.
Para terminar el apartado salado, un roastbeef, donde es difícil determinar qué está mejor, la chalota, el puré, la salsa o la carne y todo en conjunto es sublime.
De postre yogur con helado de mango y dados también de mango. Delicioso y refrescante.
Estaba claro que íbamos a triunfar y triunfamos.