La Vinoteca se consolida en su ubicación actual, sábado mediodía y lleno total, la verdad, no me extraña a la vista de las elaboraciones.
Ya de entrada nos sorprendieron con un aperitivo de ensaladilla, muy buena y una crema de boletus excepcional.
Comenzamos con un desfile de elaboraciones a cual mejores. Las ineludibles gambas, que son obligatorias en el lugar y que nunca defraudan.
Seguidamente unas sardinas anchoadas con puerros. Un espectáculo el puerro al dente, crujiente y la sardina rebosando sabor.
El tercero de la tarde, algo que me tiene cautivado, el roast beef. Con un marcadísimo sabor a trufa y una pimienta de verdad, de las que son raras de encontrar últimamente en las cocinas.
Tartar de atún. No me sedujo, estoy bastante harto de este pescado, pero los otros dos comensales parece ser que no.
Como traca final, solomillo con foie. Una de las elaboraciones más clásicas y viejunas de este corte, que resultó el descubrimiento del día, una delicia tanto por la calidad de la carne como por el foie, hígado de verdad.
En resumen, una comida de diez, Koldo lo está haciendo como nadie.