Le había perdido la pista a este lugar de júbilo gastronómico que siempre destacó por sus jornadas cárnicas.
Estas versaban unas veces en torno al chon, otras a los bueyes jóvenes de raza monchina-frisona criados en el monte.
Sufrió un cambio de bar Mila en Rasines a Posada El Molino, cuando pasó de padres a hijos, pero ha mantenido su savoir faire inicial, sus banquetes cárnicos siguen siendo antológicos y la carne es de lujo, carne de casa.
El día que nos acercamos a comer ha sido, hasta hoy, el más caluroso en Cantabria este verano. El coche marcaba 42º y cada vez que se movía el aire era con si te cogiera la clásica oleada de una parrilla.
Mientras esperábamos nos aposentamos en el bar a tomar un aperitivo y algo freso, dentro de los muros de piedra de la casa el calor disminuía considerablemente.
Al final uno de los locales, pariente de uno de los comensales, nos invitó a unos vinos y a un poquito de pulpo para hacer más llevadera la espera.
Una vez sentados a la mesa nos sirvieron el menú habitual de las jornadas.
En esta ocasión tomamos tomate de Cadalso (de la huerta de al lado) con bonito embotado por los alrededores, totalmente artesano y podría decirse que jugoso, la cebolla también de Cadalso.
Jijas de matanza reciente, muy buenas y justamente grasas.
Pimiento verde también de Cadalso, bueno es poco, acompañando a la carne, un mix de chon y buey monchino-frisón.
Algo de chorizo frito de la casa y un poco de panceta también de matanza, acompañado de un tintorrazo que es lo que va bien en estas ocasiones, Heras Cordón.
Don fuentes de chuletas una de vacuno y otra de cerdo, esta última más hecha que la de vacuno. Dos chuletas por barba, por estas latitudes ya andábamos bastante llenos, pero al final dimos la talla y terminamos con todo lo servido, alguno terminó rumiando hasta los huesos.
Postres varios, entre los que destaca el arroz con leche, con la leche de la ganadería de al lado.
Una terraza privada a la sombra de un nogal sin igual. A 43º el viernes 30 de julio de 2020 en Cadalso, que es el barrio de Rasines donde se ubica.
Un lugar con muchas posibilidades, para pasar un fin de semana en familia o disfrutar de una comida de calidad, con productos de la huerta y de cercanía todo, hacen falta más lugares como este.
Por cierto, a mí me suena mejor este nombre, El Molino de Cadalso.