Restaurante El Hostal Oruña, confirmando lo ya sabido

Hemos Comido…en El Hostal, tras una temporada fuera de Cantabria mi hija vino a pasar unas vacaciones en familia.

A la pregunta de ¿donde comemos?, la respuesta está clarísima para ella, en El Hostal. Después de un hazaroso viaje, terminé yendo a Bilbao a buscarla, llegamos muy justos a la hora de comer. Ya nos tenían preparado el líquido, y es que Menchu, aparte de mimarnos, nos conoce como nadie.

restaurante el Hostal Oruña

Raventós i Blanc Texturas de Pedra. Y Gustavo, que tampoco se queda manco, a veces nos saca el menú que él elige, sabedor de que nos va a gustar seguro.

restaurante el Hostal Oruña

Comenzamos con un steak tartar. Muy limpio, sin excentricidades, carne y un agradabe y suave sabor a mostaza.

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Mejillón y chicharro en escabeche. Los escabeches de Gustavo son un mundo aparte, nadie se acerca a su nivel. Este fue el descubrimientio del día.

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Anchoa, bacalao, berenjena y pesto. Otro grande de la tarde.

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Champiñón, vierira y magano. Nuevas elaboraciones, nuevos descubrimientos, seguimos con la boca abierta y eso que es de mala educación.

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Como uno de los comensales es alérgico a los cefalópodos, uno de los platos venía sin magano

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Arroz con carabineros. Un arroz que venden en muchas plazas, pero que aquí toma significado, pues el intenso sabor del carabinero impregna el arroz y lo dignifica.

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Cochinillo confitado. Me gustó, pero soy más amigo del cochinillo tradicional segoviano.

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Pichón con trufa, el mejor que recuerdo. Para mi hija era su primera vez con este ave y le entusiasmó, no era tan férrica como sule ser, aunque muy potente, la salsa y la carne resultaron deliciosas.

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Tiramisú apto para celiacos.

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El final de siempre, un imponderable.

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Las fiestas terminan, esta resultó insuperable (hasta la siguiente visita,) pero la nota resultó escueta, un RCP único.

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Por El Mule

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