La rama de serbal está muy presente en la cultura europea: ramos protectores contra toda suerte de hechizos, varita mágica, leña para alimentar los fuegos sagrados, árbol protector, montura de brujas, cayado del pastor, báculo de druida…

Agosto 2018. En la leyenda, el druida Cithruadh enciende una hoguera con madera de serbal en contra de los enemigos del rey Cormac. Pero su rival, Mogh Ruith, hace lo propio y prepara un fuego aún más poderoso de tejo, ya que es el árbol con el que se relaciona a este druida o dios irlandés y logra sofocar la hoguera de serbal.

Restaurante El Serbal Santander

El druida, entre los antiguos pueblos celtas y galos, podía ejercer funciones de sacerdote, profesor, juez y también de administrador público; pero el más conocido por todos en nuestros dias es Panoramix, quien elabora la poción mágica. Con estos antecedentes, sabiendo que el báculo del druida es de serbal y conocedores de sus pociones, nos acercamos al Serbal a ver qué salía de las marmitas que los druidas de las cocinas de este restaurante.

Restaurante El Serbal Santander

Nos recibieron con una poción mágica proveniente de Cataluña, un cava de bienvenida que siempre es bien recibido y que se quedó para acompañar el resto de la comida.

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Lo primero, después de tomar la comanda, es seleccionar una series de diferentes panes, una degustación de panes artesanos, acompañados de aceite. Mi acompañante, al ser celiaca, tuvo que ceñirse al pan sin gluten. En lo referente al resto de la comida, la inmensa mayoría de la carta era adaptable y se notaba gran conocimiento de la intolerancia, todo el personal estaba formado al respecto. 

Restaurante El Serbal Santander

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Comenzamos con el ya peculiar aperitivo de bienvenida, en esta ocasión un bocarte cuasi crudo de intenso sabor marino. Nos gustó mucho.

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Pasamos a los primeros, que decidimos compartir y que sirvieron emplatados individualmente. Empezamos con una elaboración que lleva años en el plantel del restaurante, la ensalada de bacalo, setas y pimientos, acompañados de pil pil. En muchas ocasiones el pil pil se me hace pesado, pero en esta elaboración, que ya conocíamos, resulta muy contenido de sabor, aportando lo justo. El bacalo estaba perfecto de cocción y los pimientos asados artesanos eran de notoria calidad. Ya sabíamos lo que pedíamos y es algo que siempre nos encanta.

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Como el anterior entrante, compartimos la ración aunque fue servida emplatada individualmente. Un tronco de cigala planchada lo justo y una espuma «aire de purrusalda» y vegetales al dente. La quinoa no me aportaba nada al plato, pero todo lo demás resulta un mar y tierra de lo más vaporoso y sabroso. Una elaboración muy recomendable, sabores limpios.

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Dentro de los principales, los dos comensales tomamos carne, pero me limité a fotografiar el plato de mi acompañante y el mío se me olvidó. Ella tomo lomo de ciervo con castañas y setas. Era la primera vez que tomaba ciervo y le gustó mucho. Yo tomé lomo de vaca tudanca ahumado, siempre dentro de la tónica general de lugar, elaboraciones de muy alta calidad, producto de primera y atención también de primera.

Las dos elaboraciones resultaron de alto standing, siendo de nuestra completa satisfacción.

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Solo yo tomé postre, un helado artesano de queso de Cantabria.

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Vuelta al Serbar tras un diltatado tiempo sin acercarnos, ni la calidad ni las maneras han cambiado, sigue siendo uno de los grandes de nuestra ciudad, un sitio bueno para cualquier ocasión o celebración.

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Por El Mule

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