Hemos Comido…en La Flor de Miranda, un clásico restaurante situado en Miranda donde la calidad siempre lo es todo.

Uno de mis lugares preferidos para pescados y mariscos,  aunque hay sorpresas y en más de una ocasión la carne y otros elaborados de interior marcan una calidad poco usual, diría que también única como en los productos procedentes de la mar.

La Flor e Miranda Santander

Por si lo anterior fuera poco, dispone de una bodega de espumosos muy bien dotada, y tiene uno de mis cavas preferidos, Elyssia, del que ya hemos hablado en varias ocasiones.

La Flor e Miranda Santander

El salpicón es algo que pido en contadas ocasiones, pues suele ser el recurso de intentar aprovechar un poco más algún marisco, que se cuence y se sumerge en aceite y vinagre para alargar su vida. Quizás ese sea su origen, pero cuando se utiliza producto de calidad el resultado es espectacular.

La Flor e Miranda Santander

En todos los locales que ha gestionando la familia Cuartas los salpìcones son de toma pana y moja. Uno de ellos, el más básico, es el que más me apetece habitualmente, un clásico de la cocina marinera, el salpicón de langostino y rape. Una elaboración simplista (langostino, rape, cebolla, pimiento rojo y verde, aceite y vinagre) que para mí resulta el aperitivo perfecto en cuanto a pescados y mariscos. Fresco y sabroso, todo un clásico del lugar. 

La Flor e Miranda Santander

Otro marisco que siempre han elaborado de forma inigualabe (quizás por la calidad del marisco, quizás por el toque de plancha, o seguramente por la unión de estos dos elementos) son las gambas a la plancha. Una ración que vengo disfutando de vez en cuando en este lugar y que siempre te deja una especial sensación de satisfacción.

La Flor e Miranda Santander

El bocarte es, para mí, el pescado más representativo del Cantábrico, no conozco una elaboración en la que no me guste, desde crudo a super frito, pasando por guisos, albardados y un sinfín de recetas. 

La Flor e Miranda Santander

Pero quizás la manera que más me atrae es la plancha. Bocarte planchado por una sola cara, hasta que toma el color dorado de las fotos, sin perder en la cara de la piel el tono azul-plateado. Estos bocartes se merecían el adjetivo de magistrales.

La Flor e Miranda Santander

Y cualquiera que vea esta última ración podrá llamarme loco, pero bendita locura, unas chuletillas de lechazo. Frititas en aceite con unos dientes de ajo fileteados, como le gustan a quien nos atendió (Cristian) y como me gustan a mí, crujientes.

Por cierto toda la comida libre de gluten, ya en los postres la cosa cambia.

La Flor e Miranda Santander

Yo tomé una tarta de hojaldre. La clásica torrelaveguense, una delicia elaborada con el mejor hojaldre que conozco.

La Flor e Miranda Santander

El otro comensal solo pudo tomar un helado, ya que era el único postre a parte de la fruta apto para celiacos

La Flor e Miranda Santander

Al final la dolorosa, importante en cuanto precio pero la calidad del producto y la elaboración de diez lo justifica, un RCP muy adecuado para el lugar y lo comido. La Flor es uno de los sitios que siempre me alegran el día.

Por El Mule

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