Hemos Comido…en Cáceres, en El Figón de Eustaquio, vuelta al cabo de los años a este especial lugar en Cáceres.

Recetas extremeñas como platos de caza o migas y vinos locales en los salones con vigas vista o mampostería. Un clásico en el umbral del casco histórico, 

Restaurante el figon de Esustaquio

Se encuentra ubicado enfrente del centro monumental, a la sombra de uno de los rincones más bellos de Cáceres, este afamado local lleva desde 1948, año en que la familia Blanco Rosado abrió el restaurante, ofreciendo gran variedad de comidas de cocina regional y tradicional, pero con toques modernos.

Su carta cuenta con una gran variedad de carnes, sobre todo de caza, perdiz, conejo, ciervo, jabalí o liebre, entre otras y charcutería de la región, con más de trescientos platos entre los que destacan la caldereta o el ciervo con setas.

Restaurante el figon de Esustaquio

Comí con un vino rosado Tierra de Extremadura, Unadir, este vino procede de un sangrado,de la variedad tempranillo. Fermentado a muy baja temperatura, tratando de conservar los aromas varietales y la frescura que ahora encontramos en el vino, para esto tambien se trabaja con gases inertes, evitando el contacto con el oxígeno.

Color rubí brillante y limpio, con muchos tonos fucsia. muy complejo en aromas, mezcla de aromas frutales, fresa, frambuesa y cereza en primer lugar, dejándose notar ciertos tonos de arándanos, endrinas y grosella, untuoso y voluminoso en boca.

Restaurante el figon de Esustaquio

Nos sirvieron de tapa una atípica y sabrosa ensaladilla, patata y huevo con espolvoreado de perejil. 

Restaurante el figon de Esustaquio

Comparatimos un salteado de verduras con torta del Casar. Las verduras en su justo punto, al dente, algo de jamón y el acompañamiento de torta del Casar, habilmente servido a parte, nos los comimos con pan al acabar con las verduras.

Restaurante el figon de Esustaquio

La torta la acompañé con un pan candeal que sirven en el restaurante y que por cierto esta buenísimo, este tipo de pan cada vez resulta máfs difícil de encontrar fuera de ciertos pueblos de Castilla, pero este extremeño no tenía nada que envidiar. 

Restaurante el figon de Esustaquio

Restaurante el figon de Esustaquio

Restaurante el figon de Esustaquio

Restaurante el figon de Esustaquio

Mi acompañante optó por una perdiz extremeña entera. Una perdiz en escabeche servida entera que te limpian en la mesa a la vista dejando un plato limpio, acompañado de parte de los vegetales del escabechado. A mi acompañante le gustó y a la vista apetecía.

Restaurante el figon de Esustaquio

Yo tomé chanfaina, una delicia de entraña clásica de la zona extremeña, muy recomendable.

La chanfaina es una receta tradicional típica de algunos puntos de España. El origen de este plato lo encontramos en los antiguos señoríos, cuando los señores encargaban al pastor que sacrificara algún cordero para comerlo, asado en la manera tradicional. El pastor entregaba las “partes nobles” del animal a los señores, tras separarlas de las entrañas. Entonces, con las «partes innobles» del cordero, preparaba la chanfaina en la forma en que hoy conocemos.

Restaurante el figon de Esustaquio

Solo yo tomé postre, un biscuit de higos pajareros, delicioso.

Restaurante el figon de Esustaquio

El Figón sigue como lo recordaba, un lugar muy agradable en el centro de Cáceres con un servicio único y una tradición gastronómica fruto de la investigación de Eustaquo Blanco, alma mater del lugar que hoy en día regenta su hijo. Muy recomendable.

La chanfaina.

Los ingredientes cárnicos de esta receta suelen ser: hígado, bofe (pulmones), corazón, riñones, tripas y pequeña cantidad de carne de falda (todo de cordero) cortados a trozos pequeños y regulares. Con ello se emplean los siguientes aliños: aceite, cebollas, ajos, laurel, pimiento, una guindilla, una «pizca» de puré de tomate (natural) y vino blanco. Para su preparación se lavan las tripas repetidas veces con agua, utilizando para los callos un poco de cal apagada para quitar cualquier resto de suciedad. Acto seguido se cuecen con sal y se trocean en trozos pequeños. También se cuece la sangre y se encallan (escaldan) el resto de las asaduras troceándolo todo. Una vez preparado esto, se pone el aceite en el caldero con ajo, laurel, pimiento, y guindilla. Cuando estén dorados se sacan, se echan en el mortero. A continuación se pone cebolla en el caldero y una vez frita se aparta con los anteriores aliños, majándolo todo. Se echa la carne sazonada con sal y se pone a retraerse fuego lento procurando que no se pegue, rehogándola con vino blanco y agua, si hace falta. Cuando la carne comienza a ponerse blanda (de 30 a 45 minutos) se le añaden los aliños con un poco de puré de tomate (apenas ha de notarse) dejándola hervir.

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