Hemos Comido…en Mirones 634, situado en Pomaluengo, es un lugar de referencia por los alrededores, cocina buena y diferente.
Julio 2017. La familia de mi mujer es originaria del valle de Cayón y conozco bastante sus aledaños, este siempre ha sido un lugar a caballo entre la bahía y Vega de Pas, con gran influencia del mar y los montes pasiegos, un lugar donde la gastronomía tiene un papel muy importante, no hay familia en la zona que no salga un domingo a comer.
Conozco a los responsables del lugar desde hace un par de temporadas pues participaron en el concurso regional de pinchos y yo formaba parte del jurado, es más, esta última convocatoria pasaron a engrosar la lista de premiados, al mejor pincho elaborado con productos de Cantabria por su “Guiso crujiente por partes”.
Nos acercamos dos comensales que tomamos un menú degustación y el menú del día. El menú degustación tiene un precio de 28€ y el del día que no sé su precio pues no pagué.
El menú degustación :
Comenzó con un cremoso de foie y manzana. Bastante suave, un maridaje de los clásicos, muy buena ejecución, texturas similares y sabor muy conjuntado, muy recomendable. Por cierto, al otro comensal se le antojó tomar Cresta Rosa. Es un vino del Penedés, un vino joven elaborado con uva tempranillo, cariñena y garnacha. Destaca por un color de gran brillo salmón pálido. En nariz aroma afrutado. En boca se presenta afrutado, ligero, con buen paso de boca. Un vino que fresquito se deja beber.
Continué con una tempura de espárragos verdes con teriyaky y patata. La tempura estaba realmente buena y bien conseguida, envolvía al completo los espárragos, crujiente y en el interior el espárrago al dente. El fondo de puré de patata resultó una agradable sorpresa.
Seguidamente un tiradito de lubina. La salsa no era excesivamente picante, un toque justo y estaba elaborada con cierta cantidad de pepino, lo que le daba un aire a gazpacho. Resultó una verdadera sorpresa, una elaboración diferente a lo que estoy habituado como tiradito y verdaderamente sabrosa.
Para finalizar, wok thai de pato. No soy muy amigo de pajarracos y el pato no es algo que me vuelva loco, pero aquí su presencia era prácticamente testimonial, no aportaba mucho sabor, lo verdaderamente interesante son las verduras elaboradas al wok con ese punto especial y acompañadas por la salsa de soja y por una elaboración muy al dente; las verduras de esta manera siempre me gustan y no me cansan.
Este resultó el final de un menú muy interesante, con otro punto de vista al típico de los alrededores, un guiño a la internacionalización para que los vecinos puedan cambiar de vez en cuando de tipo de cocina.
El otro comensal tomó lo que aparece en la hoja, y que forma parte del menú del día, había más elaboraciones pero esas dos fueron las que eligió.
Laminado de atún con alga wakame y vinagreta de tomate.
Taco de carrillera caramelizada con crema de patata thai y berenjena negra.
Terminada la comida me comentó el otro comensal que le había encantado su menú del día, diferente y elaborado de maravilla.
El postre fue el mismo para los dos, ravioli de piña relleno de almendra del Piamonte con miel de jenjibre.
Desde cualquier punto de vista la comida fue todo un éxito.
Por El Mule