Hemos Comido…en La Brocheta, nuestra primera visita desde la inauguración de sus remodeladas instalaciones, una cena maridaje con una bodega donde se aloja el museo del vino Vivanco.
Marzo 2014. Bodegas Vivanco está situada en Briones, en plena Rioja Alta, en las estribaciones de la Sierra de Cantabria y a orillas del río Ebro. Una zona de suave microclima y extraordinarios suelos arcillo-calcáreos. Alrededor de la bodega encontramos la Finca El Cantillo, que recibe ese nombre por la cantidad de cantos rodados en el suelo. El Tempranillo es la variedad fundamental, pero no la única. En este viñedo también podemos encontrar otras variedades que se utilizan en la elaboración de estos vinos: Graciano, Garnacha, Mazuelo, Viura, Malvasía, etc.
Si trazáramos una línea recta sobre un mapa nos daríamos cuenta de que sólo hay 100 kilómetros de distancia de la parte más occidental de La Rioja a la más oriental. Al norte, la Sierra de Cantabria. Al sur, la de La Demanda. Y cruzándolo de oeste a este, el río Ebro. Eso es La Rioja. Un gran valle entre dos sierras montañosas que la protegen. La zona más al oeste, la llamamos Rioja Alta, la parte central, Rioja Centro, y la más oriental, Rioja Baja.Todo en 100 kilómetros.
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Mientras esperábamos la llegada de todos los comensales tomamos un blanco 2012. Un vino 60% Viura, 20% Malvasía, 20% Tempranillo Blanco. El Tempranillo blanco es una variedad blanca autóctona, minoritaria y exclusiva de la DOC Rioja. Bodegas Vivanco, a través de este vino, es pionera en la utilización de esta uva. De un color amarillo pálido con reflejos verdosos en nariz se muestra expresivo, con aromas a cítricos, manzana verde, melocotón blanco. En boca es muy fresco, y equilibrado, invitando a beber.
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Una vez sentados continuamos con este blanco hasta el momento de tomar un aperitivo consistente en chupa-chups de queso de cabra y pimientos del piquillo rellenos en una diferente preparación a lo habitual y un pelín picantes.
Hicimos las presentaciones con los comensales más cercanos y comenzamos un diálogo que se alargó durante toda la velada. Nuestros vecinos resultaron ser los dueños de Bodegas Las Antiguas situadas en Reinosa, un gran entendido en vinos por cierto con el que estuvimos cambiando impresiones.
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Y comenzó la presentación. Una pequeña introducción de la bodega, para después presentarnos vino a vino todos los integrantes del maridaje. Una intervención liviana y de lo más interesante, haciendo hincapié en lo diferente de esta bodega a lo habitual de la zona.
Comenzamos abriendo boca con unos chupa-chups de queso y pistachos, y pimientos del piquillo rellenos también de queso, como apuntaba antes; para pasar acto seguido a unos envoltinis de berenjena a la siciliana. Todo ello compañado de un Vivanco blanco de Viura y Malvasía de este año.
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Los envoltini, de más grosor que lo habitua,l acompañdos de un queso gratinado y una salsa siciliana. La salsa siciliana es una salsa elaborada con hortalizas varias (como la cebolla, el ajo, el calabacín y una berenjena) todo bien picadito, un toque de guindilla picada en polvo y poco de tomate ( para suavizar la mezcla ).
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Una salsa excelrnte como acompañante de unad berenjenas justas de punto y muy finas de sabor. El vino resultó muy similar al primero, de hecho la única diferencia fue la añada, pero más «picante». Me resultó más agradable que el primero.
Cambio de plato y de maridaje: tataki de atún con soja, wasabi y vinagreta de tomate. Delicioso y con una muy bonita presentación.
Maridado con un Vivanco Reserva de la familia 2007. Un rioja procedente de una selección de viñedos propios, con una edad media de 35 años, situados en el terruño de Briones, en la Rioja Alta, este vino se cría durante 24 meses en barricas nuevas y de segundo año de roble francés y americano. Posteriormente se afina durante varios meses en tino de roble francés antes de pasar a botellero, donde permanecerá otros 24 meses.
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Un tandem excepcional, un pescado de textura muy similar a la carne y un rioja granate picota muy intenso, un aroma de buena intensidad, con recuerdos de madera y fruta roja madura. En boca presenta una buena acidez, frescura, con frutosidad, pero con un final ligeramente secante. Una buen elección como acompañante del atún, del que apenas hemos hablado pero la única reseña es que estaba espectacular. Fue, junto a la siguiente elaboración, mi preferido de esta cena.
En el siguiente maridaje uno de los clásicos de La Brocheta. Un año lo tuvo como pincho en la Feria de Día, en las casetas ,y se formaban colas para tomar el pincho. Me contó Laya los kilos de carrrilleras que hizo en aquella ocasión y me quedé con la boca abierta, ahora no me acuerdo pero era una barbaridad.
Colección Vivanco 4 Varietales, formado por un coupage de 70 % Tempranillo, 15% Graciano, 10% Garnacha, 5% Mazuelo. Selección de la Finca el Cantillo, viñedo que rodea la bodega en Briones, cultivado en suelos arcillo-calcáreos y con abundante canto rodado. Mejor vino Singular de Rioja y tercer mejor vino en la Nariz de Oro.
Botella de diseño propio inspirada en una original del siglo XVIII que podemos ver en una de las colecciones visitables en el Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco. Un vino a la vista de un granate intenso, capa alta, en nariz: potente aroma a fruta madura, notas minerales, toffee en boca sedoso, sabroso e intenso taninoco, persistente mi preferido de esta noche un vino de rioja distinto
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Un vino hecho para acompañar carnes potentes como estas excepcionales carrilleras de ibérico, caracterizadas por el fuerte sabor y la untuosidad de la salsa fruto de una lenta cocción, y del vino con el que se han elaborado, sobre un parmentier.
Y como final de velada un postre compuesto por una clásica tarta de queso con membrillo y coulis de frambuesa acompañada de un Dulce de Invierno 2009. El primer vino dulce de la DOC La Rioja elaborado con podredumbre noble (botrytis) a partir de las cuatro variedades tradicionales tintas riojanas: Tempranillo, Graciano, Garnacha y Mazuelo. Este vino, naturalmente dulce, sin azúcar ni alcohol añadido, ha sido fermentado y criando durante 14 meses en barricas de roble francés antes de afinarse casi un año más en botellero.
El resultado es un vino de guarda (un vino de guarda es aquel que posee unas aptitudes adecuadas para su envejecimiento en botella) que irá ganando en complejidad, al igual que los mundialmente reconocidos vinos dulces de Sauternes o Tokay. Destaca por sus aromas intensos y muy agradables a frutas escarchadas, orejones, naranja confitada y membrillo, notas florales y cacao. En boca es delicado, con un leve dulzor frutal.
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En resumen, una cena maridaje sorprendente, unas elaboraciones excelentes a la manera que nos tiene acostumbrados Jesús Laya y su equipo. Y unos vinos diferentes y sorprendentes, hay que repetir esta experiencia.