La parcela, de 2,5 Has de superficie, está compuesta por 848 pies Sequioa Sempervirens y 25 pies de Pinus Radiata. Se incluye en el paraje de Monte de las Navas, en el Monte Cabezón, nº2 del Catálogo de Montes de Utilidad Pública de Cantabria, perteneciente al municipio de Cabezón de la Sal, con acceso desde la carretera S-484 (Cabezón de la Sal-Comillas), sobre el trazado de la Autovía del Cantábrico.
Sequoia Sempervirens es un género de plantas perteneciente a la familia de las Cupresáceas, subfamilia Sequoioideae. Se trata de un género monotípico, cuya única especie es Sequoia Sempervirens, la Secuoya Roja.
Otros nombres con los que se conoce a esta especie son secuoya roja o secuoya de California. Es un árbol perennifoliomuy longevo (entre 2.000 y 3.000 años) y la conífera más alta que existe, llegando a alcanzar 115,61 m de altura (sin incluir las raíces) y 7,9 m de diámetro en su base.
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No hay que confundirla con otras dos especies a las que también se llaman secoyas o secuoyas, y con las que integra la subfamilia Sequoioideae: la secoya gigante (Sequoiadendron giganteum) que alcanza alturas de hasta 85 m y la metasecoya (Metasequoia glyptostroboides), de menor altura (hasta 35 m). (Wikipedia).
Las secuoyas del Monte Cabezón se declaran Monumento Natural por Decreto 41/2003, en virtud de la Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y Flora y Fauna Silvestres, que prevé en su artículo 10 la posibilidad de declarar protegidos determinados espacios del territorio nacional que contengan elementos y sistemas naturales sobresalientes.
La parcela de secuoyas del monte Cabezón se plantó en la segunda mitad de los años cuarenta del siglo pasado. Aunque ahora pueda resultar inesperada su presencia en este ambiente costero de Cantabria, su existencia responde a las circunstancias concretas de un período histórico marcado por la intención gubernamental, en el marco de la política del régimen franquista, de restringir al máximo la dependencia exterior, y los gastos que conlleva la factura de importaciones.
Ya en 1926 la Ley del Plan General de Repoblación había recomendado especial atención a las especies de crecimiento rápido y a su localización en las provincias cantábricas, debido a la importante disponibilidad de terrenos baldíos, y a las favorables condiciones climáticas.
Su reproducción es asexual y sexual. Así los brotes son clones idénticos con la misma materia genómica. La producción de semillas empieza entre los 10 y 15 años de edad y frecuentemente ocurren cosechas grandes de semillas, pero la viabilidad de la semilla es baja, típicamente por debajo del 15%.
Puede que la baja viabilidad sea una adaptación para desanimar a los depredadores de semillas, los cuales no quieren gastarse el tiempo buscando entre semillas barcias y comestibles. Las semillas que presentan como unas alas en su periferia, son pequeñas y ligeras, llegando a pesar entre 3,3 y 5 mg (200-300 semilla/gramo). Las alas no son efectivas para una dispersión amplia, y el viento esparce las semillas entre 60-120 metros promedio de distancia del árbol madre.
El crecimiento de las plantas de semillero es muy rápido, se conocen casos árboles jóvenes que alcanzan los 20 metros de altura en 20 años.
Hyperion es el nombre dado al árbol que ahora es el ser vivo más alto del mundo. Una secuoya roja que mide 115,55 m de alto.
La creación del Patrimonio Forestal del Estado, la constitución del Servicio de Montes en 1938, y la aprobación del Plan General de Repoblación en 1939 son algunas de las medidas adoptadas para favorecer el empeño de ampliar la superficie arbolada del país.
En el año 1942 se constituyó el Consorcio del Monte Corona con el Patrimonio Forestal del Estado, dando comienzo al proceso de ordenación del mismo. Durante tres décadas la mayor parte de los terrenos de este monte, que incluían masas de frondosas y áreas de pastizal y matorral, fueron repoblados por especies foráneas, fundamentalmente Eucalyptus globulus y Pinus radiata y de forma experimental, a modo de ensayo y por tanto en parcelas mucho más reducidas, con roble americano (Quercus rubra), castaño japonés (Castanea crenata) o abeto de Douglas (Pseudotsuga menziezii).
En ese contexto se plantan las secuoyas del monte Cabezón, que perviven hoy como reflejo de aquella política forestal, de aquel momento económico, y de aquella actividad experimental a la búsqueda de las especies madereras más adaptadas a las necesidades de producción industrial.
Los datos de este bosque están sacados de la Consejería de Ganadería, Agricultura y Pesca de Cantabria y de Wikipedia.