Como cada verano a finales de la estación, cuando el precio del bonito está más bajo, compramos unos cuantos para congelar y consumirlos en invierno. Los compramos enteros y los limpiamos, almacenándolos en lomos, cuatro por pez. Pero siempre nos quedan las ventrescas, que nos las comemos de una sentada el día que se limpian, un auténtico lujo. 

En esta oscasión os dejo unas fotos de la finca, una auténtica maravilla y muy bien ciudada

A parte de la ventresca, decidimos disfrutar de otros manjares. Unos gesiers de canard, que suelo comprar todos los años en la feria del queso de Pesquera y que son una maravilla. Los elaboran Jean Marcos y Maite Hondet. Los gesiers los tomamos con un refrito de ajo y unas setas (boletus), algo delicioso. Un queso Picón-Bejes-Tresviso de Tomas de La Brañuca de Bejes. Todo ello acompañado de un tomate cántabro de lo mejorcito y con un punto perfecto de maduración, junto con una cebolla morada proveniente de Reinosa.

Las ventrescas yo las hago en una sartén, en este caso una paella con bastante aceite y muy dorada, debido a la grasa que tiene esta sabrosímisma, dorada por fuera y jugosa por dentro.

Y unos nuggets de pollo por los que se pegan lo críos.

Y de postre una tarta de manzana muy fácil de hacer, que consta de hojaldre congelado estirado, con gajos de manzana, un poco de azucar morena y al horno, buenísima.

Ah, y la consabida quesada.

Etiquetas del articulo

Compartir

Categorías
Scroll al inicio